Fugas de talento

Tras la entrega de los Premios Vida Profesional 2007, hoy tocaba asistir a un programa de radio con César Miguel, uno de los periodistas más ecuánimes de Venezuela (en el país de Chavez y contra Chavez, todavía quedan periodistas mesurados y tranquilos) y comprar discos de Betunio Medina, una leyenda de la gaita (tipo de canciones venezolanas; nada que ver con las gaitas escocesas o gallegas) que nos cantó "a capela" en la fiesta de noche.
Nelson Ríos, mi anfitrión en Caracas (no cabe mayor calidez) ha trabajado en Petróleos de Venezuela (PDV) durante 34 años, llegando a ocupar la Vicepresidencia de RRHH y la Dirección de la Universidad Corporativa durante 3'5 años. En esa época, PDV ganó el CUBIC (Corporate University Best in Class) en la categoría de empresas maduras. La empresa llegó a ser la más importante de Iberoamérica y una de las principales petroleras del mundo. Desde entonces, la sangría de talento ha sido muy notable. Más de 18.000 profesionales de alto nivel la han abandonado (entre ellos, Nelson y Juan José Ferrer, su socio en Congresis). De hecho, por lo que sé, los venezolanos son uno de los pueblos que menos han marchado de su país en búsqueda de oportunidades y, en la situación actual, está ocurriendo dramáticamente. Ya se sabe que cuando se pierde Clase Creativa, el desarrollo no es posible.
Nelson me ha enseñado la Universidad Corporativa de PDV, con sus aulas, su campo de fútbol y de beisbol, en un entorno bellísimo a las afueras de Caracas. La empresa disponía de 11 sedes de su Universidad Corporativa. Hace algunos años, la Universidad se cerró y los edificios se han destinado a otros usos (eso sí, en la sede central de la UC-PDV hay un inmenso poster de Hugo Chávez levantando y besando a un niño).
Como es una persona con extraordinario talento, Nelson se prejubiló, se tomó un cierto periodo sabático (de subgerente de la casa, como él dice) y ha vuelto a la plena actividad. Así ocurre con las personas con mucha capacidad y enorme compromiso: que se hacen empleables. Corren buenos tiempos para el talento, incluso en entornos tan difíciles como el de la Venezuela actual.