¿Influirá la economía en las elecciones?

Portada de El País de ayer: “El frenazo económico fuerza a PP y PSOE a variar su estrategia”.

El pasado 29 de diciembre, José Ignacio Wert (Presidente de Inspire Consultores) escribía en Expansión & Empleo un artículo titulado Me equivoqué. Se refería a un artículo suyo anterior, del 4 de abril, en el que señalaba: “lo más probable es que la próxima sea una elección con poca influencia del voto económico”. Ahora, en los inicios de 2008, se está dando un cambio de viento económico y está teniendo un cambio de percepción de la gente acerca de la situación económica. Según el último barómetro del CIS, la proporción de quienes consideran “mala” o “muy mala” la situación económica supera en más de 10 puntos a quienes opinan que es “buena” o “muy buena”. El indicador de confianza económica está bajo mínimos.

En la primera semana del año, los medios de comunicación (especialmente los cercanos a la oposición) se han lanzado al catastrofismo de la situación económica, con la esperanza de que los malos datos macroeconómicos influyan en la mente del votante.

El Profesor Wert nos recuerda en el mencionado artículo que en las elecciones bajo el peor contexto económico (1993), ganó quien entonces gobernaba. Y las que tuvieron lugar durante el mejor momento económico (1989 y 2000), también las ganó el gobierno (en un caso el PSOE, en otro el PP). Las tres alternancias han tenido lugar en momentos económicos desfavorables (1982), de recuperación (1996) y de estabilidad/desarrollo (2004).

Me temo que las alternancias se dan por agotamiento del gobierno (de UCD al PSOE 82, del PSOE al PP 96) y/o por movilización del electorado (del PP al PSOE 04). Con todo respeto hacia uno de los mejores sociólogos de nuestro país, creo que José Ignacio Wert no se equivocó en abril. Lo hace ahora.

Si analizamos, en las elecciones estadounidenses, el caucus de Iowa (de momento, lo que tenemos), la economía no es la principal preocupación de los votantes demócratas (lo es la guerra de Irak) ni la de los republicanos (lo es la inmigración ilegal). Los demócratas se consideran moderados (40%), liberales (35%) y muy liberales (18%) y valoran en su candidato que pueda aportar un cambio necesario (51%), su experiencia (20%) y que se preocupe de gente como ellos (19%). De ahí el éxito del senador Obama, que promete cambio (“hemos escogido la esperanza frente al miedo”). Los republicanos se consideran muy conservadores (44%), conservadores (43%) y moderados (12%) y valoran en un candidato que comparta sus valores (43%), dice lo que piensa (33%) y tiene experiencia (14%). De ahí el triunfo del ex pastor baptista Mike Huckabee (con el fornido "actor" Chuck Norris en la foto junto a él) y su lema “Familia, fe y libertad”.

Coincido con el Profesor Wert en que el Liderazgo sí es un criterio importante en nuestras elecciones generales. Si bien Mariano Rajoy obtiene mayor adhesión entre los votantes de su partido que José Luis Rodríguez Zapatero entre los del suyo, el actual presidente del gobierno es preferido al líder de la oposición por los votantes del resto de partidos, lo que clarifica posibles acuerdos post-electorales. Los debates televisivos del 25 de febrero y 3 de marzo pueden ser clarificadores en este sentido, aunque no estoy seguro de que deshagan el cuasi-empate técnico entre ambas formaciones. En cualquier caso, será el Liderazgo (un proyecto de país ilusionante, con auténtica visión de futuro) y no tanto la Economía (el IPC, los impuestos) lo que marcará la diferencia, aunque algunos de los jefes de campaña (Jesús Caldera/Juan Costa), economistas de formación, no se percaten de ello.