Mujer y Liderazgo

Estupenda mañana en Palma de Mallorca y, por la tarde, he participado en el Programa Superior de Mujer y Liderazgo, organizado por la Escuela de Negocios Aliter. 30 directivas me han hecho preguntas durante un par de horas sobre Liderazgo, el poder de los contextos, la feminización del talento, la valentía y la audacia y un montón de temas más.

He comentado algunas claves del libro de José Manuel Otero Novas (Vigo, 1940), El retorno de los césares, subtitulado tendencias de un futuro próximo e inquietante. Otero Novas, que fue Ministro de la Presidencia y Ministro de Educación con Adolfo Suárez, es actualmente Presidente del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad San Pablo CEU.

Otero Novas ha llegado a la conclusión de “que, muy probablemente, estamos finalizando una de las periódicas fases “apolíneas” de la Cultura Occidental –que en su vertiente positiva significa serenidad, igualdad, racionalismo, democracia, tolerancia, armonía…-; y de que nos encontramos próximos a la también resonante fase dionisiaca –que en lo favorable resalta esfuerzo, mérito, ideales, exigencia, sacrificio, entusiasmo…-".

A lo largo de la Historia se han repetido los ciclos: en Grecia, la era de Pericles (apolínea) y la exaltación dionisiaca de Filipo y Alejandro Magno; en Roma, la República (apolínea) y el Imperio (dionisiaco); en la Edad Media se suceden los bárbaros (dionisiaco), la escolástica (apolíneo); el Renacimiento, apolíneo en el XIV-XV con reacciones dionisiacas en el XVI; El Quijote es un cambio de fase hacia lo apolíneo, que se consolida en el XVIII; nuevo periodo dionisiaco en el Romanticismo y el Liberalismo; vuelve lo apolíneo (racionalismo, positivismo) en la segunda mitad del XIX; Nietzsche promueve una nueva era dionisiaca, que culmina en la belle epoque, el vitalismo y la década de los 30 (dictaduras, totalitarismos); tras 1945, de vuelta a lo apolíneo; y ahora, cambio de ciclo.

El autor demuestra que España siguió en paralelo el ritmo de Occidente. Al final del siglo XX, fase apolínea: muy alto nivel de tolerancia, espíritu igualitario, conveniencia de la democracia, necesidad de la paz… y también aspectos negativos: objetivos políticos de corte hedonista (“el bienestar de los ciudadanos”), corrupción, todo vale, hundimiento de los ideales…

Tras una etapa de Yang (pasividad), una de Yin (dinamismo). Es típico, siempre según Otero Novas, del fin de una etapa apolínea la crisis de autoridad, la desobediencia, el hastío y aburrimiento, la profesionalización política, la búsqueda del populismo, la confusión e indiferenciación… Entre los elementos dionisiacos emergentes, el hambre de valores o lo liberal-globalizador.

En “lo venidero”, el autor alerta de que la próxima ola nos lleve a resultados similares a los años treinta. Es “el Cesarismo como una de las tendencias propias de la fase dionisiaca”. Ahí es donde discrepo en cierto modo con el ex ministro. Creo que la feminización del talento y del liderazgo nos librará del retorno a los césares.

Las mujeres son mucho menos propensas a la violencia que los hombres, mucho más empáticas y de relación social y muy cuidadoras de la comunidad. Cualidades imprescindibles en esta nueva fase dionisiaca, que también requiere de esperanza, ideales y mucha valentía.

Este 2008 tenemos el duelo Obama-Hillary (en semifinales) y contra McCain (la gran final). En Francia, la evolución de Sarkozy. En Italia, nuevas elecciones (Berlusconi vs. Veltroni). En UK, Gordon Brown contra David Cameron. Y en España el 9-M y sobre todo el “post-9M). Portada de la revista Tiempo: 9-M. La batalla de las mujeres.
Un fascinante cruce de caminos hacia la nueva fase.