El debate II

Hoy he trabajado en Madrid: sesión de coaching con el Director General de un grupo hotelero (que está realizando una extraordinaria labor de cambio), trabajo de preparación de un proyecto de transformación en una multinacional, reunión con directivos de una importante entidad financiera, sesión interna de creatividad con compañeros de eurotalent…

Acaba de terminar el debate (segundo y definitivo) entre los dos principales candidatos a Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy Brey. Los españoles (tal vez ocurra en otros muchos países) somos tremendos: nos permitimos criticar a uno de ellos o a los dos, como si presentarse así entre la cámara fuera fácil. Ante todo, el mayor respeto hacia dos profesionales de la política que se han preparado y han dado lo mejor que saben, quieren y pueden. Creo que Olga Viza lo ha hecho muy bien como moderadora. Y los profesionales se han esforzado extraordinariamente. El Instituto Opina, en la última encuesta permitida, declara que para el 85% de los españoles va a ganar Zapatero y para el 15% Mariano Rajoy.

Como es natural, los partidarios del PSOE creen que su candidato ha ganado por goleada y los del PP que el suyo ha sido el vencedor. Lo mismo los medios. Según El País.com, el 60% de los encuestados creen que Zapatero ha ganado y el 40% que Rajoy. En ABC.es (23.000 votos válidos), ha ganado Zapatero a Rajoy por el 51’2% contra el 49’8%. En La Sexta-Público, Zapatero ha ganado para el 49% y Rajoy para el 30%. Para Cuatro, Zapatero 50% a 29%. En El Mundo.es, Rajoy 56% y Zapatero 44%.

Entretanto, el Financial Times sigue alimentando la leyenda negra de nuestro país: califica al líder de la oposición como “líder apagado, que no ha sabido sacudirse la sombra de Aznar” y que los líderes de su partido “no han completado el viaje desde sus orígenes franquistas al centro-derecha moderno” y del gobierno “que no será capaz de crecer de nuevo tras el fiasco de la construcción-inmobiliaria”. Así creen algunos que funciona el marketing: atacando a otros. Sin embargo, el milagro económico español es un hecho.