La mujer líder

Hoy aparece en La Gaceta una entrevista de Juanma Roca a Marta Romo, gerente de eurotalent y autora de La Mujer líder, uno de los grandes éxitos empresariales de la temporada.

Me permito reproducir la entrevista, con el titular: “Sin duda, la maternidad es la mejor escuela de liderazgo femenino”

"Afirma Marta Romo, gerente de Eurotalent y autora de La Mujer líder (Planeta Empresa, 2008) que "liderazgo femenino es, al final, utilizar lo emocional en la gestión; es decir, la escucha activa, la empatía, el autoconocimiento", que se tiene que balancear con la racionalidad masculina. Romo, uno de los talentos de futuro del management español, dice que el don masculino y el femenino "pueden convivir perfectamente en la empresa", aunque rechaza que ellas tengan que "ser de 10, perfectas, en todo".
- “No hay justificación para un mundo dirigido únicamente por hombres”. ¿Es la empresa demasiado masculina? ¿Necesitan las compañías a la mujer?
- Efectivamente. Necesitan a la mujer como agua de mayo. Las empresas, al final, las hacen las personas. La empresa tiene todavía esa rigidez que le viene de un modelo incluso militar. Pero la mujer está revolucionando ahora mismo el mundo de la empresa por temas de flexibilidad, por exigir que haya un ambiente agradable de trabajo o por inculcar determinados valores. Y las empresas se están poniendo las pilas.
- En el libro interpela directamente a las mujeres: “La mejor herramienta eres tú misma. ¡Arriésgate! ¡Cree en ti misma!”. ¿Realmente es consciente la mujer de sus propias posibilidades?
- En general, la mujer tiene cierto miedo al poder y, más que al poder, a la visibilidad, a que se nos vea y que el hecho de estar ahí haga que se nos pueda criticar, porque nos afecta mucho. Por eso la mujer debe atreverse a ser visible. Arriésgate a probar, porque todos tenemos algo dentro en lo que somos buenos.
- La mujer ha ido mejorando su situación, pero ahora todas se sienten, dice, “agotadas” de tanto esfuerzo de superación. ¿Es suficiente lo conseguido hasta la fecha o es sólo el comienzo de lo que se debe alcanzar?
- Es el comienzo de lo que tiene que llegar, porque estamos a años luz de otros países europeos. Y ni siquiera están ellos en el lugar óptimo. Pero sí es cierto que estamos en un momento muy bonito e interesante. Y estamos agotadas porque creo que hemos entendido mal nuestro rol y hemos pensado que siempre tenemos que ser de 10 en todo: de 10 en la familia, en temas de imagen, en la empresa... Y al final no se puede quedar bien con todos ni hacer todo perfecto.
- Señala que “está mal vista la mujer que se conoce a sí misma y que sabe lo que quiere”. ¿Está sólo mal vista o el hombre tiene miedo de ella?
- Debajo de estar mal vista hay un miedo soterrado de muchos hombres que ven que tienen que ponerse las pilas, que tienen que cambiar ciertas cosas, porque ven que las mujeres lo hacen de otra manera. Cuando se encuentran con una mujer fuerte en el sentido de autonomía y confianza, se sienten no atacados, pero sí en peligro. Los hombres deben salir de su zona de confort y tienen que empezar a incorporar también lo femenino a su manera de gestionar y relacionarse.
- Por eso dice: “Perdamos el miedo al éxito. Comuniquemos con poder”. Pero ¿tiene la mujer miedo a ese éxito?
- Sí. Por una parte, la mujer sabe a lo que tiene que renunciar y lo que cuesta el poder, y no siempre está muy dispuesta a sacrificarlo, mientras que los hombres no tienen tanto problema de sacrificar cosas. Por otro lado, nos da miedo estar ahí, la visibilidad. A la mujer se la tiende a observar más y eso impone. Por ejemplo, se hacen ciertos comentarios sobre mujeres que están en el poder que no se hacen sobre los hombres.
- ¿Se ha liberado la mujer de sí misma, de sus complejos, de sus miedos, de su "sentido de culpabilidad"?
- Aunque vendemos que sí, en el fondo todavía queda mucho por hacer en sentido individual en cada persona. A nivel colectivo, la mujer ha trabajado mucho, ha conseguido muchos derechos y ciertas igualdades, pero a nivel personal todavía tiene que trabajar mucho.
- Y en ese proceso de liberación “debe aprender a hablar consigo misma, a escucharse, a estar a solas”.
- Al final, la clave de todo desarrollo, tanto para hombres como para mujeres, es el autoconocimiento, que te permite llevar a lo consciente tu vida, tu comportamiento y tu realidad.
- Esa etapa debería ser fácil en el caso de la mujer, pues es más inteligente socialmente y más empática.
- Lo que pasa es que, incluso en las mujeres que se conocen mejor, el siguiente paso es la seguridad, la autoconfianza, y ese segundo paso es el que nos cuesta dar. Debes demostrarte confianza: me conozco, sé que en esto soy buena, en esto no lo soy tanto y puedo mejorar.
- La mujer, al llegar a la dirección, ha penetrado ya en ámbitos masculinos, pero no sucede lo mismo con el hombre. Muchas dicen que “hay que educar al hombre” en ese rol doméstico.
- Estoy totalmente de acuerdo en eso de educar al hombre y a la mujer en este sentido, porque a veces somos nosotras las que no permitimos que entren, porque, como es tu ámbito de seguridad, no le dejas entrar. Lo mismo que le sucede al hombre en la empresa, cierto miedo a que entre una mujer, nos pasa a las mujeres en ciertos ámbitos privados.
- Afirma que la conciliación es “un tema de sentido común”. Luego, ¿por qué es tan difícil conciliar?

- El sentido común no es práctica común. La conciliación, al final, es una cuestión de productividad. Si las empresas quieren conseguir resultados, hoy por hoy, tal como viene la gente joven, tiene que buscar la conciliación efectiva. Y la mujer está contribuyendo a que las empresas se actualicen, se pongan las pilas, se flexibilicen, y los jóvenes, también.
- ¿Es la maternidad una buena escuela de liderazgo femenino?

- Sí. Puede haber otras muchas escuelas, pero la maternidad, sin duda, es la mejor. Primero, por un tema hormonal. Tu cuerpo te pide el ser generoso, escuchar atentamente, estar pendiente, organizarte porque no llegas a todo. Ver crecer a una persona y contribuir a su desarrollo tiene que ver mucho con el liderazgo.
- Sobre las cuotas, señala que son un “mal necesario”, aunque a usted no le gustaría ascender de esa manera.
- Es que no queda más remedio con las cuotas. Si no, no entramos. Pero luego lo piensas y dices: por qué hay que decidir entre talento y paridad. Debería ser talento. Pero, como no sucede, habrá que poner medios para que suceda.
- ¿Pero no puede ocurrir que esas cuotas frustren a aquellas directivas que, una vez llegan al puesto de dirección, paran a pensar si han llegado por su valía o por esa cuota?
- Efectivamente. De hecho, la solución creo que no es tanto la cuota como la regulación de los procesos de admisión a esos puestos directivos, que sean limpios y objetivos. El Gobierno no se atreve a dar pasos decisivos."
Entretanto, en El País María Sahuquillo se pregunta: "¿Por qué al presidente del Congreso de los Diputados se llama Bono y la nueva protavoz del Partido Popular es Soraya' ¿Por qué se ha escrito de ella que es "curva, muelle y blandita"? Por sexismo. Y recuerda que a la candidata demócrata se la llama Hillary o a la presidenta argentina Cristina. "Un síntoma de que se trata a las mujeres como invitadas toleradas en el espacio público y no como ciudadanas de pleno derecho", asegura Soledad Murillo, secretaria general de Políticas de Igualdad del Gobierno. (...) "A las mujeres líderes siempre se las ha reflejado de la mano de un hombre. Marido, padre, hermano. Hillary Clinton de la mano de su marido, Indira Gandhi de la de su padre y Benazir Bhutto, hija de ali Bhutto", dice Carmen Alborch. ¿Habrían dicho- respecto de la portavoz del PP en el congreso- lo mismo, se pregunta la periodista, de un hombre con las mismas credenciales?