No entiendo lo del "G-20"

Se supone que iba a ser “la refundación del capitalismo”. Un nuevo Bretton Woods (aquel encuentro de 1944 duró tres semanas; éste, una cena y apenas 6 horas). He leído íntegramente la declaración de la cumbre de Washington (que empieza pomposamente con “nosotros, los líderes”), tres páginas enteras en el periódico y no me ha impresionado gran cosa. Se supone que “los líderes mundiales” han llegado a siete acuerdos:
1. Medidas fiscales para impulsar la demanda interna
2. Política monetaria
3. Dotar de mayores recursos al FMI para las economías emergentes
4. Aumentar los acuerdos sobre el comercio mundial en la ronda de Doha
5. Reformar el FMI y el Banco Mundial, surgidos de Bretton Woods
6. Crear un consejo de supervisión de la banca internacional
7. Revisar las pautas de contabilidad, los sueldos de los altos ejecutivos, las reglas de la bancarrota, etc.

En fin, una reunión convocada por un Presidente de EEUU al que le quedan unos tres meses (considerado uno de los peores de la historia, hasta el punto de que ni el candidato republicano ha contado con él durante la campaña electoral). El 20 de enero será sustituido por Obama, que en principio representa todo lo contrario: el diálogo, la armonía, la diversidad, la lucha contra la injusticia social…

¿Y este G-20? Arabia Saudí, Argentina, Australia, Alemania, Brasil, Canadá, Corea del Sur, China, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Sudáfrica, la Unión Europea y USA. Seamos serios. Según el FMI, la UE tiene un PIB de unos 18’5 billones de dólares, en tanto que el de Estados Unidos es más de 4 billones menor. Los 10 países con más de 1’3 billones de PIB son, además de EEUU, Japón, Alemania, China, Reino Unido, Francia, Italia, España (sí, España, con un PIB de 1’44 B $), Canadá y Brasil. Los otros 10 del G-20, según el Producto Interior Bruto, son Rusia, India, Corea del Sur, Australia, México, Países Bajos (que tampoco estaba invitado), Turquía, Suecia, Bélgica (estos dos países europeos, tampoco han estado presentes) e Indonesia. En puridad, Arabia Saudí (25ª), Sudáfrica (30ª) y Argentina (31ª) deberían haberse quedado fuera. Suiza, Polonia, Noruega y Formosa son más poderosos económicamente que Arabia Saudi y Austria, Grecia, Dinamarca e Irán tienen mayor PIB que Argentina. Por tanto, este supuesto G-20 es una bofetada de Bush a la Unión Europea (de ocho países que deberían asistir, invita a cuatro) y una inclusión a los “amiguetes” (Arabia Saudi, Sudáfrica, Argentina). Lo normal, vistos sus dos mandatos.

No tiene sentido que España la octava economía del mundo, la quinta de la Unión Europea, la cabeza de la Unión de Estados Iberoamericanos, no fuera invitada a una reunión de “los líderes del grupo de los 20”. Y que la Unión Europea e Iberoamérica no protestaran enérgicamernte.

No me ha gustado la sorna con la que los medios de comunicación pro PP han criticado que ZP no fuera invitado (en realidad, el humillado no es José Luis Rodriguez Zapatero, sino el Presidente del Gobierno de España) ni el triunfalismo con el que los medios pro PSOE han interpretado la participación de Zapatero (“salir del rincón de la historia”, cuando se sentó en una silla de la Unión Europea, no de nuestro país). La política exterior de un país moderno, de una democracia avanzada, debería estar por encima de obsesiones partidistas.
Espero que nos sirva de lección para el futuro. “Urge, pues, que España deje que dilapidar su capital político y retome cuanto antes la senda que nos ha permitido llegar hasta aquí. Después de haber conseguido con tanto esfuerzo dejar de ser “diferentes” no podemos permitirnos el lujo de empezar a ser irrelevantes”, escribe hoy Antonio Camuñas, Presidente de la Cámara de Comercio Española en EEUU. Deberíamos dejar de ser el país de los toros, el flamenco y el turismo de sol y mostrar una imagen más cercana a nuestra realidad.