El Máster de la UB

Ayer por la tarde (de 4 a 9) y hoy por la mañana (de 9 a 2) he tenido la inmensa suerte de poder impartir clase en el Master en Coaching i Lideratge Personal (Máster en Coaching y Liderazgo Personal de la Facultad de Psicología de la Universitat de Barcelona, dirigido por Herminia Gomá y Meritxell Obiols. Hace algunos meses, con motivo de una conferencia en el Congreso de Coaching que organizó el Colegio de Psicólogos de Catalunya, la profesora Meritxell Obiols me propuso que participara y acepté encantado.

Como siempre ocurre, lo más importante de una iniciativa como ésta es el grupo humano que se apunta a ella, que decide invertir tiempo y esfuerzo en crecer y desarrollarse y que participa activamente. En la tercera edición de este Máster, el grupo (en realidad son un auténtico equipo, porque generan sinergias entre ellas y ellos) es verdaderamente excepcional: José, Pilar, Marta, las dos Silvias, Andrea, Mª José, Anna, Toni, Lourdes, la propia Meritxell, los dos Carlos y todos los demás… Hemos estado compartiendo ideas sobre el Talento, el Liderazgo y el Coaching durante diez horas y se me ha pasado volando (“fluyendo”, en terminología de Csikzentmihlayi). Me ha encantado la experiencia. Los participantes en este Máster son personas interesantísimas, de las más variadas experiencias (desde la dirección de un museo de ferrocarriles hasta la consultoría en Perú, pasando por el marketing, la docencia, la hotelería, etc.) y se han implicado absolutamente, preguntando, realizando aportaciones, reflexionando, etc. Como “comentario de texto”; hemos utilizado la canción de Rosana Llegaremos a tiempo, de su último CD, A las buenas y a las malas.

Gracias, Meritxell, por esta oportunidad, y a todos los integrantes del Máster por vuestro enorme interés y vuestra grandeza como seres humanos. Confío en que nos seguiremos viendo muy pronto.

Anoche fue a ver la esperada Ángeles y Demonios. Leí en su día la novela, tras el exitazo de El Código Da Vinci, y me pareció interesante el conocimiento que Dan Brown tenía sobre la ciudad de Roma así como la atormentada figura del Camarlengo (lo de los Illuminati y la lucha entre ciencia y religión está cogido por los pelos). En la versión cinematográfica, el director Ron Howard (un director al que admiro por cintas como Splash, Cocoon, Apolo 13, Una mente maravillosa o Frost contra Nixon) ha convertido el relato en un thriller a lo James Bond, con Tom Hanks (el profesor de simbología Robert Langdon) corriendo de un lado para otro de la ciudad eterna y dándoselas de sabidillo. Ewan McGregor, que hace de camarlengo, no es precisamente el de Moulin Rouge (ni suena a mesiánico, ni a atormentado), y sólo se salvan Stellan Skarsgard –el jefe de la guardia suiza- y el veterano Armin Mueller-Stahl (el gran elector del colegio cardenalicio). En fin, un petardo. No merece la pena dedicar un par de horas a verla.

Y en el avión de vuelta a Madrid (gracias a la iniciativa de un buen profesional de Iberia que estaba en la zona de Puente Aéreo he podido coger el de las 14.45 y no tener que esperar hasta las 6) he leído la biografía de Pep Guardiola que compré ayer en la FNAC. Muy interesante su vinculación a La Masía (la cantera del Barça) desde niño, lo que aprendió de Cruyff, Reixach, Lillo, etc., su protagonismo en el Dream Team, su periplo por Italia, los Emiratos, México y sus cualidades personales de serenidad, perspectiva, paciencia… Está claro que el éxito no llega por casualidad. Hugo Cerezo, en Marca. Com, ha escrito sobre la metamorfosis del Barça: Doce meses, doce cambios.

"Esta semana se ha cumplido un año del funeral del Barça de Rijkaard, un 11 de mayo de 2008. "¡Barça sí, Laporta no!" fue la marcha fúnebre. Los culés se pusieron 2-0, lo que no evitó que los pitos corearan cada acción de Etoo y Deco, que se habían borrado del clásico una semana atrás. El ‘RIP’ definitivo llegó con la remontada bermellona, cuando los goles de Valero, Webó y Güiza condenaron al equipo y al palco a una pañolada digna de los ‘mejores’ años de Gaspart. Desde entonces, 12 meses, 12 cambios que explican la metamorfosis azulgrana.
1. Guardiola. Llegó como apagafuegos del incendio institucional que rodeaba a Laporta. Sin hacer ruido, haciendo del trabajo virtud y de los virtuosos trabajadores, ha colocado al Barça en el cielo futbolístico. Ideas le han sobrado. Modestia, también. Su irrupción en el club, desde los banquillos, supera a la de Cruyff o Ronaldinho, que no triunfaron en su primer año. Su equipo técnico también ha sumado. No sólo juegan como nadie, sino que preparan los partidos.
2. Salidas. El adiós del ‘laissez faire’ de Rijkaard y del divismo de Ronaldinho y Deco cambió la rutina del vestuario. El gimnasio ya no funciona como literas y los permisos son una excepción, no una la regla.
3. De la moción a la estabilidad. Laporta se aferró a los estatutos para obviar la derrota en la moción de censura, en la que ganó el sí con un 60%, pero que fue insuficiente para sacar al presidente de Camp Nou (era necesario un 66%). No toda su junta entendió que siguiera, por eso le abandonó su mano derecha, Ferrán Soriano, y otros siete directivos. Hoy pocos se acuerdan de aquello. Estiarte también ha ayudado lo suyo.
4. Etoo. Cuando volvió de vacaciones tenía las maletas en la puerta. Pero ni el Barça le encontró destino, ni Guardiola le encontró sustituto. Así que durante agosto, pelillos a la mar. El 9 va camino del Pichichi y de la Bota de Oro, rendido a su jefe.
5. Henry. Tras un año de adaptación (o sabático, como se quiera) y olvidados sus problemas personales (la separación) y físicos (la lumbalgia), Thierry, ha sido más ‘chic’ que nunca. Pep le convenció para jugar en la izquierda y desde ahí ha sido decisivo. Roma le espera.
6. Cantera. A pesar de que el técnico se encontró media Masía en la caseta (Puyol, Xavi, Valdés, Messi, Iniesta, Jorquera y Bojan), subió al primer equipo la otra media. Que Pedro fuera titular en el primer partido oficial de la temporada (la ida de la previa de la Champions) y Busquets en el debut liguero en el Camp Nou no fue un brindis al sol. Su compromiso con el fútbol base seguirá intacto.
7. Grupo. Los catalanes han asumido el mando del vestuario. Ya no caben disidencias, egos, ‘Villafrancas’, retrasos... El individualismo es historia en Can Barça. Hasta Etoo sabe que es mejor morderse la lengua cuando le toca banquillo.
8. Fichajes. De las cinco incorporaciones, dos no han funcionado. Pero el resto ha sido capital en el éxito. Alves no se baja de una moto cuyo depósito es inagotable, Piqué, ‘Piquenbauer’ a partir de ahora, ha sido la revelación de la temporada y el rendimiento de Keita nunca ha decepcionado. Hleb y Cáceres son la cruz.
9. Iniesta. Su gol en Stamford Bridge es sólo la punta del iceberg. Lo bueno del 8 es que todavía no tiene techo, que juega por todo el campo, que recupera, que asiste, que regatea, que marca... que enamora. Hoy está, sin duda, entre los mejores del mundo.
10. Messi. Sólo al que no le haya visto jugar nunca le puede sorprender su año. Porque lo sorprendente es que haya aguantado un año sin lesiones, lo que le ha permitido ser decisivo en casi todas las grandes citas. En el Bernabéu y en la final de Copa, por ejemplo. El Balón de Oro le espera.
11. Afición. De los pitos a las reverencias. A la ‘culerada’ le costó creerse al equipo de Guardiola y sólo con el paso del tiempo (mejor dicho de las exhibiciones) se fue personando en masa en el Camp Nou. Ahora ir a Canaletas es como ir a comprar el pan, pura rutina.
12. Títulos. "Si al final no levantamos nada, esto no tendrá mucho sentido", expuso Guardiola hace unas semanas. La respuesta bien puede ser un comentario de Puyol a Pinto, el pasado miércoles en Mestalla: "Pinto, coge tu la Copa que se me va a cargar el brazo". Y es que los brazos del capitán tienen que estar listos para lo que viene...


Y por la noche, el Real Madrid, al perder en Villareal (tercera derrota consecutiva) ha hecho matemáticamente campeón de Liga al F. C. Barcelona (ya van dos títulos a la espera de tres), Rafa Nadal ha pasado a la final del Masters Madrid imponiéndose de forma agónica (un primer set perdido 6-3 y dos ganados en la “muerte súbita”) a Djokovic y Soraya, la cantante extremeña que ha representado a España en Eurovisión, a pesar de poner un enorme entusiasmo, ha quedado penúltima. Si aprendemos algo de ello (y no caemos en la autocomplacencia, en el “nos tienen manía”, en el “es un tongo”) será un error. Si no aprendemos nada y sólo nos defendemos del pésimo resultado, será un fracaso. De nosotros depende.