El centurión y el líder

82ª Gala de los Óscar. En el Día Internacional de la mujer trabajadora, 8 de marzo, estatuilla a la Mejor Dirección por primera vez a una mujer, Kathryn Bigelow. Me parece merecidísimo el Óscar a la Mejor Película de Lengua Extranjera a El Secreto de sus ojos (la mejor cinta del año) y el de Jeff Bridges (por fin). Creo que Avatar, la película más taquillera de la historia, tenía que haber superado a En tierra hostil (que no es para tanto). Y la ceremonia, respecto al año pasado, ha decaído.

Jornada entre Barcelona (dos sesiones de coaching a directivos de una de las mejores empresas para trabajar en nuestro país), desde donde he podido salir en avión por poco (la nevada ha sido espectacular, al parecer) y clase de Liderazgo en el IX Curso de Directores Deportivos de la Real Federación Española del Fútbol en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Me ha presentado mi querido amigo Jorge Carretero, Portavoz de la RFEF. Y le he entregado, ante más de 70 alumnos (algunos tan reconocidos como los internacionales Andoni Goikoetxea y Rubén de la Red o el joven Gonzalo Miró), el primer ejemplar del libro Liderazgo Guardiola que me ha llegado (estará en librerías el martes 16 de marzo). Me hace ilusión, puesto que Pep Guardiola ha sido internacional con La Roja y su Pep Team es el médula espinal de la selección número uno en el ranking.

Ayer, John Carlin escribía en su columna de El País el siguiente artículo, El desafío del centurión:

"Era una inflexible máxima de la disciplina romana que un buen soldado debía temer más a sus oficiales que al enemigo", Edward Gibbon, en Historia de la decadencia y caída del imperio romano.

“En el caso de que Inglaterra ganase el Mundial, cosa que el patriotismo inglés ha convertido en una enorme posibilidad, no habría remedio: tendríamos que rendirnos ante la evidencia de que Fabio Capello es el entrenador más grande de nuestros tiempos.
El reto al que se enfrenta el seleccionador inglés -ganador de prácticamente todo con Real Madrid, Milan y Juventus- es satisfacer el desesperado deseo de gloria de un país cuyo conjunto de jugadores no está remotamente a la altura -ni a nivel de juego, ni a nivel moral o intelectual- del de la selección española, clara favorita para levantar la Copa del Mundo en Suráfrica en julio. Si la copa se la arrebatara Inglaterra, la mayor parte del mérito habría que dársela al centurión italiano, que automáticamente se convertiría en la primera persona de su país en ser condecorado por la reina Isabel con el título de Sir. Habría logrado la misión imposible de imponer orden sobre un conjunto caótico; de exprimir todo el rendimiento imaginable, y más, de una bola de chiflados.
John Terry fue destituido como capitán por Capello tras salir a la luz su affair con la antigua novia y madre del hijo de Wayne Bridge. Ashley Cole, que se acaba de romper la pierna y es duda para Suráfrica, ha estado compitiendo con Terry por las portadas de los tabloides ingleses con la noticia de que se había acostado con más mujeres en un mes, y les había enviado más mensajes de texto con fotos porno incluidas, que Tiger Woods en toda su vida. Lo cual no hubiera sido tan interesante si no fuera por el hecho de que está casado con la mujer que ha reemplazado a Victoria Beckham como la mujer más fascinante de las islas, la cantante pop Cheryl Cole. Wayne Bridge es el sustituto natural de Cole como lateral izquierdo, pero Bridge ha anunciado, para inri de Capello, que no jugará para Inglaterra mientras juegue Terry, al que se negó a dar la mano en un partido de Liga el fin de semana pasado. Carlos Tévez, el compañero de equipo argentino de Bridge en el Manchester City, les dio un regalo prematuro de navidad a los tabloides esta semana al anunciar que en su país hubieran matado a Terry por semejante traición....
Las telenovelas mexicanas se quedan cortas, Gran Hermano es pura niñería al lado del permanente reality show que nos brinda el fútbol inglés. ¿Quién será el siguiente jugador en estallar? ¿Quién será el nuevo malo de la película? ¿Rio Ferdinand, el flamante capitán de Inglaterra, en cuya trayectoria abundan las noches de borracheras y orgías? ¿Wayne Rooney, la gran esperanza blanca del fútbol inglés, que goza de amplias oportunidades de ahondar en su curriculum golfo dada la fascinación que ejercen las lejanas playas de Barbados sobre su célebre esposa Colleen?
¿Quién sabe? Pero algo saldrá. Con estos chicos, la farsa esta garantizada. Y encima, juegan mal. Contra Egipto el miércoles en Wembley acabaron ganando 3 a 1, pero tardaron hasta el minuto 75 en adelantarse en el marcador. Durante largos ratos de la primera parte los Faraones, que no se han clasificado para Suráfrica, les bailaron.
Hay jugadores buenos, claro. Rooney, el actual pichichi europeo, amenaza seriamente el duopolio Cristiano Ronaldo-Leo Messi, al punto de que no es descartable que acabe llevándose este año el Balón de Oro. Frank Lampard es un centrocampista todo terreno que marca muchos goles para el Chelsea. Steven Gerrard, del Liverpool, es un potentísimo jugador, pese a que esta temporada no ha dado muchas señales de vida. John Terry y Rio Ferdinand son un par de rocas en el centro de la defensa. O lo han sido: ha habido preocupantes señales de que a Terry le ha afectado psicológicamente su desgaste tabloidero; y Ferdinand, cuya solidez mental siempre está en cuestión, sufre lesión tras lesión.
Además, no hay portero; y no hay acompañante en el ataque para Rooney; y si Rooney se lesiona, adiós y buenas noches. Lo más grave es que, aún con todos a punto, es un equipo de tontos. Los españoles no sólo son mejores, sino que son personas infinitamente más cuerdas e inteligentes. Capello, que daría un riñón por tener en sus filas a los suplentes del once titular español, tiene por delante el reto de su vida.”

Hemos hablado esta tarde en la RFEF de que el líder eficaz ha de ser versátil. Ha de saber mandar y gestionar (como Capello), pero también cohesionar y hacer participar, orientar y capacitar, representar las mejores prácticas. El artículo de Carlin (y los éxitos de Capello) demuestran que el líder ha de saber combinar la orientación a la tarea (consecución de objetivos) con la orientación a las personas (clima de satisfacción y rendimiento), empezando por la primera. La secuencia es importante, como podemos ver por ejemplo en la película “Hoosiers”, basada en la historia real de un equipo de baloncesto de Indiana.

¿Se ha de temer al centurión? No lo creo. El miedo no permite dar lo mejor de nosotros mismos. Lo mejor es compartir un ideal y convertir a estos díscolos jugadores británicos en personas maduras y responsables. No sé si serán capaces ni que Capello quiera.