Mi idea de Europa

Coaching estratégico en Zaragoza, en plenas fiestas del Pilar. El AVE resulta tan cómodo que he ido por la mañana y he vuelto después de comer.

El deporte español nos sigue dando grandes alegrías: el campeonato de mundo de MotoGP para Jorge Lorenzo, el título mundial de Moto2 para Jorge Elías, la victoria de Rafa Nadal en Tokio (séptimo título del año), Fernando Alonso con el Mundial a tres carreras y Óscar Freire, ciclista tres veces campeón del mundo, ganó la París-Tours.

En el trayecto en tren, he estado leyendo Mi idea de Europa, de Felipe González. Un compendio de textos, intervenciones orales, debates y reflexiones personales muy interesante. La crisis actual (para FG, “desencadenada por los fallos y abusos del sistema financiero”) demuestra que hay ganadores y perdedores en este cambio global. El conjunto de la Unión Europea pierde competitividad en la economía global. “Hace falta un liderazgo claro y una capacidad de diálogo sostenida”. Para el autor, el momento de la UE es de emergencia.
Para el horizonte 2020-2030, Felipe González propone prioridades claras y cambiar el método abierto de colaboración, mejorando el capital humano (“la variable estratégica clave para insertarse en la economía global”), movilizar los recursos públicos y privados en I+D+i y en educación, poner en marcha una política común de la energía, mantener la lucha contra el cambio climático, afrontar el reto demográfico, completar el mercado interior y reforzar el mercado de trabajo y modernizar las empresas para adaptarlas a la realidad tecnológica (flexiseguridad y empleabilidad).
La ciudadanía europea como intangible de valor extraordinario. Felipe González vivió como protagonista la que llama “galopada europea” (1985-1995): Acta Única, la caída del muro, el Tratado de Maastricht… “Creo honradamente que la peor rigidez que tenemos en Europa no es la de las relaciones laborales, sino la de nuestra cultura corporativa, una suerte de alianza táctica entre el poder político de cualquier signo, el económico-financiero y el sindical. Es una cultura que genera tal rigidez a nuestra estructura económica que no permite la movilidad ascendente de iniciativas emprendedoras, capaces de innovar, crear valor, avanzar tecnológicamente con éxito”.
“La política es cada vez más banal, más dependiente de los sondeos de opinión”. ¿Liderazgo? Para Felipe González, posee unas condiciones básicas: “El primero de ellos es un compromiso fuerte y no mercenario con el proyecto que se ofrece y se representa , cualquiera que sea su naturaleza. Nadie que no crea en lo que hace y ofrece, genera esa credibilidad imprescindible para el ejercicio del liderazgo”. “La segunda condición que ha de cumplirse en el liderazgo es la capacidad del líder de hacerse cargo del estado de ánimo de los demás”. La tercera es la “Capacidad para cambiar el estado de ánimo”. La cuarta es la Fortaleza emocional: “capacidad de no dejarse arrastrar ni por el éxito ni por el fracaso” Crisis. “Cuando hablamos de crisis de liderazgo, ponemos de manifiesto la necesidad de todo colectivo humano de depositar su confianza en alguien que asuma responsabilidades para conducir un proyecto. Esto es particularmente relevante en tiempos de crisis”. El ejemplo que se pone en el libro es Helmut Kohl, con un gran sentido de la historia. “Pasaba desbocado el caballo de la historia y Kohl supo que había que montarlo”: “Quiero una Alemania europea y no una Europa alemana”.
Para convertirse en una potencia económico-tecnológica y mantener la cohesión social

En lo que disiento del ex presidente del gobierno español y líder del Grupo de Reflexión europeo 2008-2010 es cuando dice: “He hablado mucho de ello con Gabriel García Márquez y con Carlos Fuentes. Cuando discuto con ellos, experimento un problema de identidad. ¿Me siento europeo o soy iberoamericano? Estoy dividido”. En lo que a un servidor respecta, me siento 100% europeo y 100% iberoamericano. Y me parece el mestizaje perfecto.

Educación. “Nuestro sistema educativo educa en cantidad y calidad de conocimientos mejor que el sistema norteamericano, pero no sabemos entrenar a los jóvenes para que puedan utilizar ese conocimiento como oferta que añada valor”. De la formación al desarrollo, a través del coaching.

En octubre de 2009, en un encuentro en Madrid con dirigentes americanos, a FG le preguntaron: ¿Es Europa un museo o un laboratorio? “Claro que es un museo, a todo el mundo le da un inmenso placer visitar el museo europeo lleno de belleza, de historia, de arte, y que se ha preservado razonablemente, mientras que en otros lugares del planeta se ha destruido”. Sin embargo, no será un laboratorio si se mantiene “un corporativismo de élites económicas, sociales y políticas que hace que Europa no tenga movilidad ascendente ni descendente”. Es el drama de Europa.

El autor prefiere la aceptación de la otredad a la intolerancia, que suena a complacencia.

Tenemos el mejor modelo social del mundo, pero, para mantenerlo, hemos de ser competitivos. En los Juegos de Pekín, las medallas olímpicas de la Unión Europea fueron un 30% más que en EE UU. Europa es la solución y no el problema. Pero no hay un discurso europeo que nos identifique en tanto que Unión Europea. Más que nunca, necesitamos la Unión Europea. “Ustedes, los europeos, que son tan poquita gente, ¿por qué no se ponen de acuerdo?”, Den Xiao-Ping.

Y sobre América Latina, “Creo que España es una buena muestra de cómo un país que no descubre otra riqueza más que la confianza en sí mismo, con el incremento de la educación y la sanidad, conoce un período, independientemente de la crisis actual, de treinta años de desarrollo que nunca antes había tenido en su historia contemporánea”.
Mis agradecimientos de hoy a José Ignacio, Eduardo, Jorge, Felipe, Rafa y Óscar.