¿Quién quiere ser Gordon Gekko?

Ayer viernes por la tarde a última hora me fui a ver Wall Street: el dinero nunca duerme, la segunda parte, 23 años después, de la película sobre la ambición y la codicia por la que Michael Douglas (interpretando el papel de Gordon Gekko, un tiburón financiero) recibió el Óscar al mejor actor. Comentaba en este blog el 30 de octubre de 2009 que había visto de nuevo “Wall Street” en edición del 20º aniversario y que unos días más tarde (5 de noviembre de 2009) tuvimos un Cine Fórum organizado por APD Norte en el Guggenheim con esta película, que esencialmente trata del proceso de “perversión” de un joven y ambicioso broker, Bud Fox (Charlie Sheen), por un magnate sin escrúpulos, Gordon Gekko Decía hace un año en este blog que era “Una cinta de plena actualidad en esta crisis de codicia”. Tuvimos en aquel Cine Fórum una mesa-coloquio con Manuel Ardanza, subdirector general de la Bolsa de Bilbao, Antón Azlor, adjunto a Presidencia y Director de Gestión de Personas de TUBACEX e Ignacio Marco-Gardoqui, Director de Banca Privada de La Caixa, que moderó un servidor y en la que les pregunté cuestiones como éstas: ¿Hasta qué punto la película es actual respecto a la crisis? El broker es mitificado (y demonizado en la película). ¿Cuál es la realidad sobre esta profesión? La Codicia como epidemia. La escena de Gordon Gekko en a junta de accionistas de Teldar (“Greed is good”, “La codicia es buena”). La figura del padre (Martin Sheen, el sindicalista que trabaja en Bluestar) y el “padrastro” Gordon Gekko. El glamour y la decencia. ¿Funcionan los mecanismos reguladores? ¿Cómo se sale de ésta? ¿Cómo insuflar confianza y demanda? ¿Qué lecciones se pueden extraer de la película?

Aunque en principio no pensaba hacerlo, Oliver Stone hizo la secuela. Hoy Michael Douglas tiene 66 años, cáncer de garganta y sus frases de bravucón (que nos recuerda Esquire en la portada de este mes: “las comidas de negocios son para débiles. No tengo tiempo para esas chorradas”, “Si quieres un amigo, cómprate un perro. Esto son negocios”, “Yo no quiero poseer riqueza. Me conformo con poseerla”, “La codicia no es tan mala como la pintan. Ha hecho progresar al mundo”, “Primer mandamiento: todo va de dinero”, “Segundo mandamiento: si no estás dentro, estás fuera”) deberían haber pasado de moda tanto como su móvil, un Motorota DynaTac voluminoso y pesado (que recoge al salir de la cárcel) o las camisas azules con cuellos blancos. Sin embargo, a Oliver Stone le sorprende (y a un servidor) que lo que era una crítica al capitalismo salvaje sCursivae convirtiera en una figura de admiración, un icono. “Una inspiración para gente que, según me decía, entró en la Bolsa para seguir su ejemplo”, comenta hoy mismo el director de Platoon, Nacido el 4 de julio o JFK en una entrevista de Julián Díez para Expansión. “Lo que gente como Gekko hacía en los 80 es percata minuta para lo que la banca hizo en los últimos años y que llevó a la actual crisis. La desregulación de la banca levantó el ancla que mantenía su actividad en un plano controlado y les permitió ese tráfico con valor cuyas consecuencias estamos sufriendo”.

La segunda parte de Wall Street, desgraciadamente, no es una obra de arte (las expectativas eran muy altas). En ella vemos a un tiburón avejentado, que tras su estancia en la carcel ha escrito un libro que le aporta un aura de “gurú” (la historia nos suena, ¿verdad?). De nuevo, engaña a un pardillo (esta vez, el chico que vive con su hija, interpretado por Shia LaBeouf), rehace su fortuna y se presenta como un modelo de éxito, cuando no es más que un sinvergüenza. Entretanto, asistimos en la peli a la caída de Lehman Brothers, a la burbuja de Internet, al capital chino, al boom inmobiliario (Susan Sarandon, madre del joven, deja su trabajo de enfermera para convertirse en comercial inmobiliaria). Oliver Stone quiere transmitir una historia sobre la confianza y cómo se traiciona, pero al final (es la última escena de la cinta): “In greed we trust”. Creemos en la codicia. La publicidad utiliza una frase de El Padrino (sin citar la fuente): “Ten cerca de tus amigos y más cerca a los enemigos” y concluye con otra de Albert Einstein ((también sin citar la autoría): “La definición de la locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”.

Me ha sorprendido que la semana pasada Expansión, con la portada de la película Wall Street: el dinero nunca duerme (vulgar plagio de “Citi never sleeps”, basado a su vez en una película de 1953), preguntara ¿Quieres ser el nuevo Gordon Gekko? ¿Tienes lo que hay que tener? Al parecer, una prueba de selección on-line para ganar un viaje a Nueva York o una blackberry.

Como especie, creo que no aprendemos lo suficiente. Ni en los 80 ni ahora sabemos distinguir a un sinvergüenza, que no crea riqueza sino que se aprovecha de los demás, de un auténtico empresario y directivo. El 4 de enero de este 2010, hablando del libro El don de la Felicidad, del abad Christopher Jamison, comentaba que la codicia es un deseo que invade gradualmente, que parte de la queja y que convierte todo en un producto de consumo. “La historia que nos contamos a nosotros mismos acerca de nosotros mismos es el origen de la codicia”. Contra la codicia, la avaricia (que viene del latín “avere”, desear algo con ansia), generosidad: uno disfruta sólo con las cosas (como Gordon Gekko) porque no ha aprendido a disfrutar con las personas, que son lo mejor de la vida.

Afortunadamente, en el mundo de la empresa hay más personas que merecen la pena que sinvergüenzas cargados de soberbia à la Gekko. Mañana domingo 10 de octubre la cadena de televisión Intereconomía Business comienza un nuevo programa semanal de televisión que une la experiencia personal y profesional de los líderes que son referencia internacional de la economía española -su origen, su trayectoria, sus valores, sus errores y sus éxitos-. En definitiva, una clase magistral de alto contenido humano y profesional delante de los alumnos de hoy, y los líderes de mañana. Cada programa comienza con unas fotografías del invitado/a referidas a momentos especiales en su vida -cuando era niño/a, en el aula, sus aficiones, su llegada a sus distintas empresas, el desarrollo de su liderazgo… Luis Vicente Muñoz, director general de Intereconomía Business TV y presentador del nuevo programa, entrevistará a los líderes de hoy y contará algunas anécdotas entrañables acerca de su vida personal y profesional. En la segunda parte, los alumnos universitarios de ESIC, tomarán el micro y harán interesantes preguntas al invitado. El primer invitado será Luis Álvarez, presidente de BT Global Services Enterprises, pero por el programa también pasarán importantes personalidades del ámbito empresarial español tales como Marcos de Quinto, presidente de Coca Cola España; Laura González Molero, consejera delegada de Merck; Antonio Catalán, presidente de AC Hoteles; Antonio Urcelay, presidente de Toys R Us; John de Zulueta, presidente USP Hospitales; Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent y profesor de ESIC, Ignacio Izquierdo, consejero delegado de Aviva; Fernando Francés Pons, presidente de Everis; Juan Jose Peso-Viñals, presidente de Daemon Quest; Joshua Novick, CEO de Antevenio; Javier Pérez Dolset, CEO y fundador de ZED Group; Francisco Martín Frías, presidente de MRW; José María Fernández Sousa-Faro, presidente de Zeltia; Carlos Espinosa de los Monteros, ex presidente de Mercedes Benz España; y VP de Inditex; José Luis García Fuentes, presidente de Nielsen; Diego Gutierrez Colomer, Director General de Hyundai Españao, modestamente, un servidor. No me pienso perder “De vuelta a clase”, todos los domingos de 21.15 a 22 horas y en redifusión los sábados a partir de las 13 horas. El vídeo promocional está en
http://www.esic.edu/documentos/comunicacion/vuelta_a_clase.mov


Esta tarde he ido a ver con mi hija Zoe y su amigo Alejandro Gru. Mi villano favorito. La frase de reclamo, en el cartel, es “Ser bueno está muy sobrevalorado”. Esta película infantil es excelente. Un villano que se ha convertido en eso por un ambiente familiar donde no ha encontrado amor (madre desaprobatoria, siempre crítica), que pide un préstamo a “El Banco del Mal” (ex Lehman Brothers, según la película) y que deja de ser un malvado porque “adopta” a tres huerfanitas a lo Annie (Edith, Margo y Agnes) y aprende lo importante que es querer a los demás.

Por los Gordon Gekkos de este mundo, aunque vivan en Manhattan a cuerpo de rey, no se puede sentir admiración sino lástima, porque no pueden disfrutar de lo mejor de la vida.

Mi agradecimiento a Miguel Ángel, Ana y Emma, con quienes hemos comido hoy (Miguel Ángel me enseña un montón de cosas sobre nuevas tecnologías) y a Zoe y Alejandro, que me han llevado a ver una película genial.