El deporte tiene estas cosas, que cuando sigues a tu equipo o a tu
selección y gana, la alegría es indescriptible.
Según la “lógica” del valor de los conjuntos que se enfrentaban en la
Final de la Eurocopa 2012, España e Italia, La Roja tiene un valor de mercado
de más del doble de los “Azzurri”. Sin embargo, en un partido de fútbol todo
puede pasar; por eso es el deporte más democrático del mundo.
Sin embargo, se ha producido un hecho absolutamente histórico (nunca
antes una selección nacional había ganado tres campeonatos seguidos, como ha
hecho La Roja con la Eurocopa de
Suiza-Austria de 2008, el Mundial de Sudáfrica de 2010 y la Eurocopa de Polonia-Ucrania de 2012) y
por la mayor diferencia (4-0).
¿Cómo ha sido posible? En el partido de hoy, la defensa de España ha
estado muy seria (la pareja de centrales Sergio Ramos – Gerard Piqué ha sido la
mejor del campeonato; el gran Carles Puyol, desde la distancia, ha ejercido de
coach de ambos, especialmente de su compañero en el FC Barcelona), las
oportunidades de las que hemos gozado en el minuto 14 (Silva, rematando un
centro de Cesc Fabregas) y 41 (Jordi Alba, el mejor lateral de la Eurocopa) han
resultado gol (algo extraño, porque Buffon es un portero al que le marcan pocos
goles), Ballotelli (ese jugador tan físico que no representa precisamente las
virtudes del deporte) no ha logrado vencer a Casillas y cuando, después de los
tres cambios italianos, se ha lesionado un jugador de los Azzurri, la
diferencia era enorme. La entrada de Fernando Torres (brillante en el tercer
gol, muy generoso en el cuarto; pichichi del torneo, honrando al ‘Guaje’ Villa,
que tampoco ha podido llegar a la cita europea) y de Mata (que ha marcado el
cuarto) han sido la puntilla de la final.
¡Qué gran sensación! La Roja representa lo mejor de lo que somos capaces
cuando aprovechamos nuestro talento, cuando estamos bien liderados (en el
campo, por Casillas y Xavi; en el banquillo, por Del Bosque y su equipo),
cuando ponemos capacidad y compromiso a lo que hacemos.
Es un grandísimo privilegio haber seguido la trayectoria de La Roja en
los últimos años. ¿Habrá tercer libro tras La
Roja. El triunfo de un equipo (tras la consecución de la Eurocopa 2008) y El Mundial de La Roja (tras el éxito de
Sudáfrica 2010)? Pronto lo sabremos…
Ojalá las buenas sensaciones de las que nos contagia el fútbol español se
trasladaran a los comportamientos cotidianos, a los hábitos de nuestras
empresas, de nuestras instituciones, de nuestros líderes políticos y sociales,
de la ciudadanía. Queremos a La Roja, la seguimos, nos entusiasma, nos
apasiona, pero no la admiramos de verdad. Si admiráramos a nuestra selección
(ad-mirar: mirar lo que hace para emular sus conductas, la plasmación de sus
valores), no tendríamos los problemas que nos acucian. Trataríamos el talento,
individual y colectivo, con el respeto con que lo tratan Iker Casillas, Andrés
Iniesta, Xavi Hernández, Xabi Alonso, Sergio Ramos, Gerard Piqué, Jordi Alba,
Sergi Busquets, Álvaro Arbeloa, Cesc Fábregas, David Silva, Pedro, Torres,
Negredo, Llorente, Reina, Valdés, Juanfran, Javi Martínez, Cazorla, Mata, Navas
y Albiol. Y lo mismo podríamos decir de Rafael Nadal, Pau Gasol (y sus
compañeros de la selección de baloncesto), Fernando Alonso y el resto de
nuestros campeones en distintas disciplinas deportivas.
Los campeones de La Roja han llegado cansados al Campeonato (muchos, con
más de 60 partidos a sus espaldas) y Vicente Del Bosque no ha variado el
planteamiento (de hecho, su alineación hoy ha sido la misma que en el primer
partido del torneo, también contra Italia). Nunca sabremos el coste de
oportunidad: ¿qué habría sido de nuestra selección si hubiera jugado más
Torres, si hubiera debutado Fernando Llorente, si Negredo, o Mata, o Pedro, o Navas
hubieran participado más? En cualquier caso, los vigentes campeones del Mundo
son los vigentes bicampeones de Eurocopa, algo inédito en la historia del fútbol.
Espero que empecemos la semana recapacitando sobre este éxito que no es
casualidad. A poco que cada uno ponga de su parte por hacer de ésta una
sociedad más meritocrática, más solidaria, más equitativa (el mejor regalo de
agradecimiento que le podemos hacer a La Roja por los grandes momentos que nos
hace pasar), nuestro país mejoraría radicalmente.