El ingenio, 20 años después


Hace dos décadas que José Antonio Marina no falta a la cita. Antes de Navidad, publica un libro (con Anagrama) para que acabemos el año de una manera mejor.
En este 2012 se trata de El bucle prodigioso. Veinte años después de “Elogio y refutación del ingenio”, escrito con María Teresa Rodríguez de Castro (coautora, junto a JAM, de La revolución de las mujeres y La conspiración de las lectoras.
Creía que se trataba de una revisión de aquel primer libro de nuestro mejor pensador, que en 1992 revolucionó nuestra idea de talento y que ganó el Premio Anagrama y el Premio Nacional de Ensayo. Un libro escrito por un filósofo y profesor de bachillerato de más de 50 años, que llevaba 20 estudiando sistemáticamente la inteligencia.
Pero no es así. El bucle prodigioso es una poderosa de revisión de la obra de José Antonio Marina. La profesora Rodríguez de Castro ha estudiado todos y cada uno de sus libros, y junto al filósofo toledano (en un diálogo que es un bucle, que vuelve al inicio, pero que hace crecer, como una caracola, como una espiral, como el ADN, como los ciclos de la vida misma), destila la esencia de tan copiosa y sorprendente producción.
Y encuentra, desde aquella figura del barón de Münchhausen, que se sacó a sí mismo del pantano tirándose de los pelos, hasta doce apariciones de bucles prodigiosos, relativas a la inteligencia ejecutiva, la inteligencia por proyectos, las culturas, el lenguaje, el hábito creador (que aumenta las posibilidades de la inteligencia mediante el entrenamiento y de acuerdo con un proyecto), la inteligencia estructural, el deseo de autonomía  (que da origen a un proyecto de liberación que a su vez fortalece la inteligencia ejecutiva), la dirección de la atención, las creencias, la proyección del ser humano como sujeto moral, las ficciones y la inteligencia humana dotada de dignidad (la profundidad ontológica). Fascinante. Doce bucles prodigiosos y 33 Tesis (todas ellas son esenciales; como muestra, la 27: “Lo que llamamos “libertad” es un proyecto de liberación”). Una completa teoría de la inteligencia que empieza en la neurología y acaba en la ética.
Recuerdo que conocí a José Antonio Marina, hace unos 20 años, en un Congreso de AIESEC. Éramos dos de los invitados de la Asociación Internacional de Estudiantes de Económicas y nos pusieron juntos a hacer un ejercicio en el que teníamos que mantener el brazo rígido y tratar de doblárselo al otro; me llamó la atención su capacidad didáctica y su conmovedora inteligencia. Devoré Elogio y refutación del ingenio (1992), Teoría de la Inteligencia Creadora (1993), Ética para náufragos (1996)… y así todos y cada uno de los 44 libros que lleva publicados en estos últimos 20 años. He tenido el privilegio de participar con él en proyectos empresariales, en jornadas de APD (recuerdo con especial cariño y sano orgullo aquel día que Enrique Sánchez de León, DG de APD, dijo que José Antonio Marina y un servidor le parecían dos de los mejores ponentes de la casa), de presentarle yo mismo en algún Congreso, de cruzarnos correos. Incluí a José Antonio Marina en las diez personas admirables que servían de ejemplo en Por qué necesitas un coach. En el número uno de la revista KONEKTO, hace un par de meses, José Antonio Marina escribió un estupendo artículo que nunca le agradeceré lo suficiente, y le envié Del Capitalismo al Talentismo para que lo honrara con un elogio que sin duda aporta valor al libro: “En este momento la riqueza de las naciones no son las materias primas, ni el territorio ni el capital. Es el talento. Cubeiro nos informa sobre cómo generarlo y gestionarlo”. Gracias, querido y admirado José Antonio por tantas y tantas cosas.
En una ocasión, en una de las veces que le he presentado en público (uno tiene la sensación de presentar a un D. José Ortega y Gasset o a un D. Gregorio Marañón), comenté que si fuera inglés le habrían nombrado Sir, o si fuese francés le habrían galardonado con algún gran mérito. Pero es español, para nuestro orgullo, y aquí esperamos a que los grandes nos dejen para hacerles el homenaje que merecen.
El libro concluye con estas palabras de Marina: “Voy a encender veinte velas por mi cumpleaños. O tal vez, veinte libros. Gracias por su asistencia a la fiesta. Adiós. ¡Táchenlo inmediatamente! HASTA PRONTO.”
Hasta muy pronto, querido detective de la inteligencia triunfante, del talento en suma. Seguiremos disfrutando de tus libros de la Universidad de Padres (llevas cinco, y no has hecho más que empezar), de tu obra anual con Anagrama, de tu Energía creadora, de tantos y tantos artículos en la prensa nacional y las revistas especializadas, de tus conferencias y de esos almuerzos esporádicos que compartimos.
Han pasado 20 años, José Antonio Marina, y tengo la sensación de que lo mejor está por llegar.
Mi gratitud más amplia y sentida por esa obra ingente que nos ha hecho mejores profesionales, mejores madres y padres y mucho mejores personas.