Esta mañana de
domingo he estado viendo en 40 TV la gala de los 40 celebrada en el Palacio de
los Deportes el pasado jueves. ¡Qué espectáculo más completo, más ágil, más
entretenido! El talento de músicos como Pittbul o David Guetta (por no hablar
de Alejandro Sanz, Pablo Alborán o La Oreja de Van Gogh) es impresionante…
Enhorabuena a los organizadores (la frase de la gala es: “Somos tan buenas
personas que Gandhi a nuestro lado es como Mourinho”). Y después, he ido a ver El vuelo, la última película de Robert Zemeckis, con Denzel
Washington como el piloto que salvó a todo un avión de la muerte segura. Muy
pero que muy interesante reflexión sobre la libertad, la arrogancia y, sí, el
liderazgo. Dos frases de la cinta: “Ojalá pudiera embotellar lo que siento
sobre lo hermoso que es cada aliento de vida”; “Traicioné la confianza
pública”.
En la prensa de
hoy, Rocío García escribe en El País sobre Una
historia con palomitas. Cita a David W. Griffith, el padre del cine moderno,
en 1915: “Llegará un momento en el que a los niños de las escuelas se les
enseñe prácticamente todo a través de las películas; nunca más se verán
obligados a leer libros de historia”. La periodista pone como ejemplos El verdugo de Berlanga, Las uvas de la ira de John Ford, La vida de los otros de Florian Henckel
von Donnersmarck, Lo imposible de Jota Bayona y las tres favoritas de los Óscar de
este año: Lincoln, Argo y La noche más oscura. He visto las dos
primeras (me han gustado mucho); me resisto a ver la de Kathryn Bigelow porque
es una apología de la violencia (con la ayuda de la CIA), aunque mi amigo
Miguel Ángel me la ha recomendado como ejemplo de intuición y pasión femeninas.
En ABC,
entrevista a Juan Antonio Bayona: “No quiero ser la cara del éxito del cine
español, no es verdad”. “No se puede vivir de una o dos películas, el cine
español debe tener una producción regular que atraiga al público”. El mismo
diario se hace eco del éxito en Sundance de jOBS,
recibida entre aclamaciones. La biografía cinematográfica de Steve Jobs,
otro ejemplo de historia reciente (como La
red social, El discurso del rey, La
dama de hierro o Intocable).
En El País
Negocios, Redefiniendo lo normal, por
el gran economista Luis Garicano (London Business School). Se refiere a “la
burbuja inmobiliaria y el daño que ha hecho a nuestras instituciones”.
Sobreendeudamiento, falta de inversión en capital humano (nuestro país sufre un
problema educativo, desde el fracaso escolar a la baja calidad directiva). Pero
también influye, y de qué manera, en la corrupción. “Si los corruptos y demás
criminales no reciben castigo, ¿qué disuadirá a los que plantean estas
actividades de llevarlas a cabo?”, se pregunta el profesor Garicano. Y añade:
“Las consecuencias de tal impunidad para el crecimiento económico pueden ser
brutales”. Y cita, cómo no, a Acemoglu y Robinson en su Por qué fracasan los países. Sistema garantista, jueces
politizados, indultos caprichosos y maquinaria judicial lenta… El presidente
del gobierno ordena que se abra una “auditoría interna” en su partido y con
ello pretende cerrar la hemorragia; al parecer, el extesorero tiene artillería
(donaciones, sobresueldos, etc) como para escandalizar durante semanas y
semanas. Y entretanto, la economía agoniza.
Tres buenas
noticias, para que no todo sea lamentable.
La iniciativa
de la Fundación ONCE para la integración de personas con discapacidad de la que
se han beneficiado miles de profesionales y de la que se hacía eco a página entera
El País Negocios.
La campaña de
Ibercaja: “Hablar con hechos es nuestra forma de hablar”. Una reconocida
solvencia, un servicio de calidad. Y el lema: “Ibercaja. Puedes confiar en
nosotros”. Mi enhorabuena a su Director General, José Luis Aguirre, a quien
admiro desde hace un cuarto de siglo, y a su equipo.
Y la final del
Campeonato Mundial de balonmano: España, 35 – Dinamarca, 19. Un partidazo de los hispanos. Un título histórico de la
selección de Valero Rivera (me he acordado de nuestro amigo común, Santiago
Álvarez de Mon, que se habrá alegrado muchísimo). Sí, en balonmano como en
tantas cosas somos unos Quijotes, y en eso reside nuestra grandeza.