Carmic Tadmor, profesor de Comportamiento
Organizativo de la Universidad de Tel Aviv, ha liderado una investigación (en
colaboración con profesores de las universidades de Harvard, Beijing y Hong
Kong) según la cuela las personas racistas (estos expertos denominan al racismo
“esencialismo racial”) son menos creativas. L@s xenófob@s son más rígid@s
mentalmente, porque solemos cambiar cómo pensamos, no lo que pensamos.
Interesante.
Ayer en la revista de La Vanguardia, Cristina
Sáez nos hablaba del Cerebro gourmet. “El
conocimiento que tenemos del mundo depende del cerebro, que filtra la
información que recibe, la procesa y la hace consciente, a su modo” (Ignacio
Morgado, ¿Cómo percibimos el mundo?).
“Todo se crea en el cerebro, son invenciones suyas” (Javier Cudeiro,
catedrático de Fisiología de la Universidade da Coruña y autor del reciente Paladear con el cerebro). Es el cerebro
el verdadero gourmet; por eso hay que educarlo convenientemente.
“Lo que hasta ahora no se había investigado
era la relación entre la comida que va a la boca y lo que pensamos de ella”,
Peter Barham, Universidad de Bristol y coeditor de la revista Flavour. “Hemos pasado de estudiar las
propiedades físicas y químicas de los alimentos a entender la psicología y la
neurociencia de percibir y de disfrutar con la comida”, explica Gordon M.
Shepherd, neurobiólogo de la Universidad de Yale y autor de Neurogastronomía: cómo el cerebro crea el
gusto y por qué es importante.
“(Comer) es un acto puramente sensorial.
Toda la información acerca de la digestión no nos la da el aparato digestivo,
sino el cerebro”, dice Miguel Sánchez Romera, neurólogo y afamado chef. Primero
interviene la vista (el cerebro procesa la imagen del alimento), después el
olfato (el más potente de los cinco sentidos; a él le debemos el 90% del
sabor), más tarde el gusto (dulce, amargo, salado, agrio, umami) y por último
el tacto. El cerebro predice el futuro a partir de los datos que nos aportan
los sentidos.
Parece ser que para el postre hay un
“segundo estómago”, un huequecito aunque hayamos saciado el apetito. Al menos,
eso opina Edmund Rolls, neurocientífico
de la Universidad de Oxford. Las neuronas de la corteza órbito frontal,
encargadas de producir sensación de saciedad, “se hacen las remolonas” si el
alimento es completamente distinto, como un dulce de epílogo.
En Investigación
y Ciencia (edición española de Scientific
American), “El origen de la mente” por Marc Hauser (profesor de psicología,
biología evolutiva de Harvard): entre los humanos y el resto de los primates
hay un abismo en términos cognitivos. La
mente humana tiene computación generativa (una variedad ilimitada de palabras),
combinación promiscua de ideas, símbolos mentales (códigos) y pensamiento
abstracto. “Genética de la cognición”, de Miriam Noël Haidle (Academia
Científica de Heidelberg); “Genética de la inteligencia”, de Carl Zimmer
(divulgador científico del The New York
Times); “La singularidad de cada cerebro”, de Fred H. Gage (Instituto Salk
de La Jolla, California) y Alysson R. Muotri (UCSD). “¿Cómo surge la
consciencia?”, por Christoph Koch (California) y Susan Greenfield (Oxford).
Para Koch, cada experiencia consciente depende de un número de neuronas; para
Greenfield, son neuronas distribuidas por el cerebro sintonizan de forma
coordinada. El cerebro humano es muy complejo, con más de 100 billones de
conexiones neuronales. En 2023, se podrá simular por completo nuestro cerebro.
También ayer sábado estuve leyendo el libro La dieta espiritual, del periodista, compositor
y novelista Francesc Miralles. Un programa de 24 semanas para eliminar lo que
puede suponer un lastre en nuestra vida: preocupación, estrés, rigidez mental,
comparación, envidia/celos, obsesión por las opiniones ajenas, juicio y
crítica, ira/odio, hostilidad y prejuicios, ego, anclarse en el pasado, rencor,
procrastinación, miedo, dispersión, dispersión, hipersensibilidad, apatía,
impaciencia, perfeccionismo, dudas, decir sí cuando queremos decir no, deseo,
pesimismo y apego.
El título es muy bueno (particularmente,
prefiero separar las energías espiritual o de valores, emocional, mental y
física; y no confundirlas) y el texto compendia hasta 79 libros que están en la
bibliografía. Un libro muy útil para reducir las sobrecargas de nuestra
existencia.
La
dieta espiritual guarda similitudes con El per-verso libro de las carencias del alma, de Yolanda Saénz de
Tejada y un servidor, que saldrá a la venta el 5 de marzo (ya puedes
pre-comprarlo en varias librerías virtuales, entre ellas en amazon.es: www.amazon.es/verso-libro-las-carencias-alma/dp/8415320949).
Creo sinceramente que el de Yolanda, la mejor poeta de España, tiene más fuerza
poética (poemas, relatos, ilustraciones). El
per-verso libro de las carencias del alma es una guía directa, más tipo
“recetario”.
En cualquier caso, libros como el último de
Francesc Miralles nos vienen muy bien a l@s coaches para ayudar a nuestr@s pupil@s
y a toda persona que quiera avanzar en su inteligencia espiritual y en su
inteligencia emocional. Gracias, Francesc, por esta aportación. Y a tod@s l@s expert@s que siguen trabajando en el conocimiento del cerebro humano y nos enseñan tantas cosas importantes.