De entre las lecturas de este fin de semana,
quisiera compartir la del libro de mi amiga Inma Shara, ‘La batuta invisible.
El Liderazgo que genera armonía’. Inmaculada Lucía Sarachaga Menoyo, nacida en
Amurrio (Álava) en 1972, es una de las mejores directoras de orquesta del mundo
(probablemente, la mejor de Europa) y ha dirigido la London Philarmonic
Orchestra, la Orquesta Filarmónica de Israel, la Orquesta de la Suisse Romande,
la Orquesta Sinfónica Nacional Checa, la Orquesta Sinfónica Nacional Rusa, la
Royal Philarmonic Orchestra o la Orquesta Sinfónica Nacional de Taiwan, entre
muchas otras.
Inma Shara, con quien he tenido el privilegio
de dar conferencias “en plan dueto” en diversas ocasiones, comienza su texto de
una forma impresionante: “El primer acorde, el silencio. El podio, mi principal
confidente. Y el silencio continúa. Detrás, un auditorio formado por centenares
o miles de personas contiene la respiración. Y el silencio continúa. Enfrente,
una orquesta formada por experimentados maestros también contiene el aliento;
concentrados y expectantes ante mi gesto inicial. Y el silencio continúa. En
ese instante, la atención se centra en mi primer movimiento gestual, en mis
brazos, en mis manos… Y el silencio continúa. Doy la primera anacrusa del
concierto. Y la música comienza”.
¿Qué es Inma Shara? Yo diría, desde el cariño
y la admiración, que es:
- Vocación. “Siendo muy niña, caí bajo el
embrujo del sonido y las partituras, aspiré a dirigir una orquesta, ponerme al
frente de un gran equipo humano y al servicio del público y la música”.
Vocación a la que dio forma a través de una hoja de ruta profesional. “Cada año
me marcaba unos objetivos, unas asignaturas, unos estudios, que debía ir
superando ineludiblemente”. Dedicación y esfuerzo para lograr su sueño.
- Compromiso. Inma Shara llama “la batuta
invisible” a la que cada un@ de nosotr@s debemos llevar en nuestro interior.
Ella cree en un liderazgo transcendental, en influir más que en mandar, y su
doble objetivo (en este libro como en su vida) es acercar la música clásica al
gran público y mostrar lo que este arte puede aportar a la gestión de talento y
al liderazgo.
- Amor a la música. La autora considera que
“es imposible vivir sin música” y cita a Hoffman: “La música empieza donde se
acaba la música”, Aristóteles: “Es imposible no reconocer la potencia moral de
la música” o su admirado Tchaikovsky: “Es verdad, si no fuera por la música,
habría muchas más razones para volverse loco”. El alma se transporta ante la
música de Bach, los primeros acordes de la obertura de Coriolano o el tema
principal de la Quinta de Beethoven. “La música, como el arte en general, se
dirige al mundo de la sensibilidad, a la esfera más profunda del ser humano”.
- Valores. En una sociedad carente de valores
sólidos, Inma apuesta por movilizarla hacia el equilibrio y la coherencia
humana, porque “la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”
(Platón). La música como “código de circulación de la ética”. Por ello, deberíamos
educarnos más y mejor en la misma. Esta gran directora confía en que la música
sea el pilar fundamental de una sociedad humanista, de una sociedad “Human
Age”.
- Belleza. Para Inma Shara, la música clásica
es “más que una profesión, una forma de entender la vida”. Abarca “desde la
alegría a la esperanza, pasando por la reflexión”. “Admirar la belleza es
construir un mundo mejor”. Para Inma, lo bello tiene un carácter moral, nos
hace mejores personas. “La belleza de la música dirige el comportamiento humano”.
- Preparación. Inma se siente muy agradecida
a un entorno familiar que le inculcó el amor por el arte. Recuerda a Sor
Ricarda, su primera profesora de música en el colegio religioso donde estudió.
Con ella jugaba con el ‘Para Elisa’ de Beethoven y con pentagramas básicos de
la obra de Schumann. Cree en el “talento como un trabajo continuo”. Con Mª Sol,
excelente profesora, preparó por libre los exámenes de Bilbao. Cinco años en el
Conservatorio (estudiaba dos instrumentos, piano y viola); recuerda al maestro
Juan Cordero. Después, el de Vitoria, donde estudió composición con el profesor
Antonio Laukurika. Más tarde, el Real Conservatorio Superior de Madrid, donde
estudió dirección de orquesta durante otros tres años. Tras tres años de viajes
con becas laborales, dirigió por primera vez en Minsk. Entre la niña de 4 años
y la flamante directora de la Sinfónica de Bielorrusia a los 27 habían pasado
unas 20.000 horas de práctica deliberada.
“No se conoce todo el esfuerzo que hay detrás de un artista”, comenta
Inma.
- Admiración. Admira a grandes maestros como
Leonard Bernstein (un hombre integral: músico, pedagogo, comunicador, showman),
Sir Colin Davis (a cuyos ensayos asistió en Nueva York) o Zubin Mehta (director
vitalicio de la Orquesta Sinfónica de Israel). “La película ‘El concierto’
refleja con bastante certeza la situación vivida en mi primera experiencia como
directora de orquesta”.
- Servicio. “Los directores de orquesta
tomamos una obra y tratamos de hacerla nuestra. Es la proyección de nuestro
conocimiento del mundo a través de los compositores”. La dirección/liderazgo
como transmisión de sentimientos. “Se dirige esencialmente con el alma”,
confiesa. El gestual Bernstein frente a la amabilidad de Davis, la perfección
técnica de Celibidache respecto a la eficacia de Mehta. La vehemencia de Arturo
Toscanini, el poder de Herbert Von Karajan… “Dirigir una obra es desnudarse
emocionalmente hablando”. Inma Shara recomienda “dejar que la emoción fluya en
la orquesta, aporte su propia musicalidad” y nos anima a que vayamos al primer
ensayo y al último de una orquesta, para comprobar la transformación (prometo
hacerlo, Inma).
- Libertad. “La batuta es la proyección de tu
propio cuerpo como director, y el instrumento que nos caracteriza”. Inma Shara
utiliza una que tiene una bola de corcho en el extremo y que está hecha a sus
dedos (tuvo la enorme generosidad de regalar una a mi hija Zoe, hace unos años,
que está en la entrada de casa). “África supone para mí la libertad personal,
mientras que la música es el escenario de mi libertad profesional”. Aprecia de
ese continente su cariño y su gran amabilidad.
- Autenticidad. “Yo solo debo acompañar a la
música y que en ese viaje me acompañe el público”. Inma comparte con los
lectores el proceso de preparación de un concierto (“el concierto, el acto
musical y social, es solo la punta del iceberg del minucioso trabajo del
director”). La partitura, el contexto histórico, el análisis, el estudio, la
memorización, la interiorización… “La melodía es la línea principal. La armonía
es la que sustenta y apoya esa idea principal”. Y llega la orquesta. “Un
concierto nace, se desarrolla e igualmente se va desvaneciendo poco a poco,
pero su esencia radica en que permanece sin límites en el corazón del público y
en su emoción”. La emoción del público “es el mejor premio que una persona
puede recibir”.
- Equipo. El concertino, la persona que hace
de enlace entre el director y la orquesta (“es mi bastón, mi principal
confidente y cómplice”), los jefes de cuerda, los instrumentos de viento-madera
y de viento-metal, la percusión. “Se siembra con el ejemplo, con la confianza
en el mensaje que se transmite y por el que se lucha incansablemente desde la
pasión y el compromiso”. “La falta de compromiso, de disciplina y de
responsabilidad son actitudes que me provocan una gran desilusión y desinterés.
Remar todos en la misma dirección es la clave del éxito, y reconocer los
intereses como intereses comunes fortalece al grupo, lo refuerza”.
“El talento es una herramienta de
superación”, nos enseña Inma. “Es amable y generoso, no resta sino suma, no
entiende de rivalidades, no es individual sino colectivo, y demuestra pasión,
entrega y emoción. El talento es un pequeño brillante que necesita
constantemente ser pulido”.
Un libro estupendo. Las vivencias y
reflexiones de una gran líder.
Inma Shara representa un enorme ejemplo de
Capital Atractivo. Premio a la Excelencia Europea por su proyección
internacional y su aportación a la música clásica y Embajadora Honoraria de la
Marca España (concedido por el Foro de Marcas Renombradas). Te recomiendo el
programa ’12 hombres sin vergüenza’ que la entrevistó durante casi una hora: www.youtube.com/watch?v=AgkCpoF7cfo
(eligió el Concierto para piano y orquesta de Rachmaninoff nº 2). Y, si puedes,
asiste a alguno de sus conciertos. Su ‘Adagio para cuerdas’ de Samuel Barber,
que le escuché en el Auditorio Nacional (www.youtube.com/watch?v=AgkCpoF7cfo) con
motivo del concierto para las Víctimas, me acompañará en el corazón toda la
vida. Muchas muchas gracias, Inma, por ser una líder tan trascendental como elegante.