Es un grandísimo honor participar en el
ExpoCoaching Iberoamérica, uno de los mayores eventos del continente, hoy y
mañana en Bogotá. Mi gratitud a Carlos Pardo, el DG que ha organizado este
maravilloso acontecimiento de desarrollo del talento y del liderazgo, a su
socio Ricardo, a sus respectivas esposas y a todo su equipo. Anoche disfrutamos
de una exquisita cena dirigida a los conferencistas internacionales (como dicen
por aquí) con un delicioso ceviche y carnes del país. Además he coincidido en
el vuelo y en el Congreso con mi buen amigo José Pedro García (‘Vivir del
Coaching’) y estoy conociendo a ponentes de talla mundial, como Timothy Gallway
(‘El juego interior’), Lidia Noemí Muradep (coach argentina introductora de la
PNL en España) o Myriam Sánchez (que ha trabajado con las primeras damas de los
presidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos).
Como sabes, cuando viajo cruzando el
Atlántico de este a oeste, no duermo prácticamente nada. Me dedico a leer y a ver
películas. Ayer, ‘The Million dollar arm’ (A golpe de talento), la historia
inspirada en un hecho real en el que un agente deportivo organiza un concurso
en la India para captar y desarrollar futuros lanzadores de béisbol). Preciosa
y con muchas enseñanzas. Todavía no ha sido estrenada en España, y seguro que
será un éxito. También vi ‘X-Men: Días del futuro pasado’ (no la había visto en
cines), de estos héroes de Marvel. No muy entretenida, la verdad. Y varios
capítulos (hasta 8) de ‘The House of Cards’ en su segunda temporada. Una serie
excepcional, con Kevin Spacey en estado de gracia.
En la revista de Avianca, en la sección de
empresas, recomendaban el libro ‘Managing for Success’ (Gestionar para el
éxito), de Steven R. Smith (2014). Una llamada de atención hacia la necesidad
de capacitarse (de formarse, de desarrollarse, de coaching) de los directivos,
en habilidades muy concretas y con una relación bien diferente con sus
colaboradores.
Las doce claves de este libro son:
- Si la mayoría de los directivos muestran un
nivel de desempeño bajo es porque carecen de un entrenamiento gerencial
adecuado.
- Muchos
directivos aprenden de sus propios jefes, que tampoco han recibido el
entrenamiento necesario.
- Ser un experto
en algo no te convierte en un buen gerente, en absoluto.
- La tarea más
importante de un directivo es contratar al mejor talento (y no perderlo, me
permito añadir).
- El éxito de un
directivo depende de los logros de los profesionales que forman parte de su
equipo.
- Un directivo
es un maestro de la delegación y asesora a los colaboradores que llevan
adelante el trabajo.
- Tratar a los
colaboradores con respeto produce muchos mejores resultados que microdirigirlos
(el micromanagement es una falta de respeto, dicho sea de paso).
- Lo que enriquece
y mejora la labor de cada profesional es hacerlo más significativo (propósito)
y autónomo (autonomía y responsabilidad), además de proponer nuevos retos
(aprendizaje). Daniel Pink nos enseñó en ‘La sorprendente verdad sobre qué nos
motiva’ que la motivación no es extrínseca (palo y zanahoria) sino interna, y
depende precisamente del propósito, autonomía y maestría.
- Enriquecer el
empleo significa en la práctica rediseñar la labor de cada puesto para
conseguir que sea más satisfactoria (felicidad) y de mayor responsabilidad
(empowerment).
- Es
imprescindible pedir las aportaciones de los colaboradores antes de tomar las
decisiones que les afecten. La ejecución es el 90% de la estrategia.
¿Sentido común? Muy
probablemente, pero no práctica común. Los mejores directivos lo son por los
resultados que obtienen (en su gente, en los procesos, en los clientes, en los
negocios), y por tanto por lo que hacen (comportamientos habituales) y no por
lo que dicen.
‘¿Por qué
necesitas un coach?’ ha sido el título de mi conferencia hoy en ExpoCoaching,
aludiendo al título de un libro mío muy popular en Iberoamérica. En la primera
parte, he tratado si de verdad necesitamos coaches, algo muy evidente en el
deporte de alta competición y desgraciadamente no tan claro en otros ámbitos,
como la empresa o la política. Me he referido a la ley de Revans de la
supervivencia, al verdadero sentido de la Crisis y al Talentismo como era
conceptual, conductual y de generosidad. ¿Por qué necesitamos un/a coach?
Básicamente, para desarrollar nuestro talento (“El talento que no se aprecia,
se deprecia”, “Se juega como se entrena”), para sentirnos más motivad@s (la
motivación no es “palo y zanahoria”, sino interna: propósito, autonomía,
maestría) y para ser más felices (siguiendo las investigaciones de Sonja Lyubomirsky,
somos arquitect@s de nuestra felicidad, mediante 12 actividades deliberadas).
Gracias a los
centenares de asistentes al ExpoCoaching Iberoamérica.