Desde siempre, ‘El Príncipe’ de
Maquiavelo me ha parecido un texto sobrevalorado. Tuve la ocasión de estudiarlo
con cierto detenimiento con ocasión de mi libro ‘El Triunfo del Humanismo en la
Empresa’ y me parece que no está a la altura de ‘El cortesano’ de Baltasar
Castiglione o del ‘Manual del Príncipe Cristiano’, que el humanista Erasmo de
Rotterdam dedicara al Emperador Carlos V. Sin embargo, el libro ‘Maquiavelo. De
príncipes, caciques y animales políticos’, de Ignacio Iturralde Blanco (Colección
‘Descubrir la Filosofía) me ha hecho volver a él.
Para el profesor Iturralde,
Maquiavelo fue “político por vocación y filósofo por obligación”. Su
pensamiento trata del poder, desde un enfoque práctico, pragmático, desde el
realismo político. Con ello, “rompe con la concepción medieval del hombre y la
más estricta moral cristiana”. Abre “una vía aún no hollada por nadie”, que
seguirían Spinoza, Nietzsche o Foucault.
El autor nos recuerda que Maquiavelo
nunca escribió “el fin justifica los medios”. En todo caso, procede de los
comentarios de Napoleón: “¿Qué importancia tienen los medios si estos permiten
llega finalmente?”. Maquiavelo estudia la naturaleza humana frente a los juegos
de poder y nos enseña que “el ser humano debe estar prevenido ante la capacidad
de sus semejantes de hacer el mal para conseguir sus fines”. Su famoso texto
desea ser de utilidad para los líderes que “desean hacerse con el poder y
perpetuarse a toda costa”. Por ello, “no es descabellado afirmar que Nicolás
Maquiavelo es el teórico del poder más influyente y popular de todos los tiempos”
(también el de peor prensa; en inglés, “Old Nick” es el diablo).
Maquiavelo es producto de la
Florencia del Renacimiento. El lema del platonista Pico della Mirandola fue
‘Virtú vince Fortuna’. Fue diplomático con misiones en Francia, con César Borgia,
el papa Julio II, Maximiliano de Habsburgo… Su pensamiento es fruto de su
experiencia.
Frente a quienes postulan que la
honestidad es la mejor política, Maquiavelo ofrece su “espejo de príncipes”
desde otro enfoque. Divide los regímenes en cuatro: hereditarios,
eclesiásticos, mixtos y nuevos. “Las dificultades para conservarlos depende de
que sea más o menos virtuoso (competente) quien los adquiere”. La virtù (término
que repite 60 veces en ‘El Príncipe’) es “un conjunto de cualidades personales”
(talento), frente a la fortuna (la suerte). La virtù es una disposición de
ánimo, una actitud ante la vida (“un buen uso de la inteligencia”, diría
Marina). Preservar el poder “es la meta diaria del político”, porque “el
príncipe que todo lo basa en la fortuna se hunde con el mutar de la misma”. El
temporeggiare (dilatar, postergar, no tomar decisiones ni actuar) es la
principal causa de la pérdida de poder real.
“No todos los hombres son buenos. El
príncipe que se obstine en actuar de forma ética “acabará hundiéndose entre
tantos que no lo son”. Es una grieta entre la ética y la política. Por ejemplo,
la liberalidad (la generosidad excesiva) es realmente un pesado vicio que se
transforma en extravagancia. El príncipe debe ser “un buen actor” porque “todos
ven lo que pareces, pocos tocan lo que eres”. Entre ser amado y ser temido,
Maquiavelo opta por lo segundo, aunque “el líder odiado acaba siempre, tarde o
temprano, siendo depuesto por el pueblo”.
“En definitiva, El Príncipe es un
libro eminentemente práctico que versa sobre la política como un juego en el
que el engaño juega un papel fundamental”. Recomienda hacer el bien como
gobernante, siempre que las circunstancias lo permitan. Se trata de “mantenere
lo stato”. ¿Es inmoral o amoral? “Afortunadamente para la filosofía, los
grandes dilemas morales solo pueden serlo en su condición de irresolubles”. He
disfrutado mucho con esta síntesis de Ignacio Iturralde, muy profunda y actual.
El personaje más maquiavélico de la
televisión hoy es Frank Underwood, interpretado por Kevin Spacey; el jefe de la
mayoría que se convierte en VP y luego en Presidente de los EEUU en ‘House of
Cards’. Ahora están de moda las teleseries de historias de Washington (un
servidor, que no ve prácticamente la tele, sigue ‘Asuntos de Estado’, ‘Scandal’
y ‘House of Cards, con un@s espléndid@s Katherine Heigl, Kerry Washington y el
propio Kevin Spacey). 3 Ks, no por casualidad.
Chase
Neinken, en el NewsCred Blog, nos habla de ‘3 principios clave del storytelling
que puedes aprender de Kevin Spacey y House of Cards’: http://blog.newscred.com/article/3-crucial-principles-of-storytelling-you-can-learn-from-kevin-spacey-house-of-cards/fee487fd1d6b3354fd0698947c84ecd9
El
relato (el story-telling) está de moda. Kevin Spacey dio la conferencia
principal en la convención de contenidos de marketing 2014. Un actor fabuloso y
un estupendo ponente, que en media hora habló de la importancia del
story-telling en su propia carrera profesional, como si fuera gasolina de su
coche.
“Es
importante que te preguntes: ¿Qué historia quieres contar?”, nos enseña Kevin.
Tras determinar tu historia, has de examinar qué elementos la hacen “engaging”
(que te enganche). En (sabia) opinión de Spacey, hay tres pilares en toda buena
historia:
1.
Conflicto: “El Conflicto crea tensión y la tensión mantiene a la gente
enganchada a tu historia”. Haz a los
clientes y a los líderes los héroes de tus contenidos compartiendo con la
audiencia cómo se enfrentan a problemas y encuentran soluciones.
2.
Autenticidad. “Mantén la verdad sobre tu Marca y las audiencias responderán a
esa autenticidad con entusiasmo y pasión”. En palabras de Spacey, “la cosa ya
no va de a quién conoces ni cuánto puedes pagar, sino de lo que puedes hacer,
porque las audiencias quieren buenas historias”. Empieza poco a poco, con lo que
sabes, porque se trata de responder a la audiencia y mostrarle que eres un
solucionador de problemas para tus clientes.
3. La
Audiencia: ¿Qué importa que haya una conexión si nadie clickea en ella? No
tienes que crear contenidos porque sí, sino trabajar por tu audiencia para que
ella trabaje para ti. Esto significa creatividad, distribución, medida e interacción.
Es un ecosistema de contenidos.
¿Basta
con estos tres elementos? Bueno, no exactamente. “No te aceleres con el
story-telling). Kevin Spacey explica en la mencionada conferencia que optó por
Netflix para ‘House of Cards’ porque, aunque todas las cadenas estaban
interesadas, insistían en rodar un episodio piloto. “Es obligación supone
establecer los personajes y poner ganchos arbitrarios”. Netflix no le obligó a
exprimir toda la historia en un segmento de 45’. Habrían perdido libertad
creativa.
Para
Crear Valor en la Marca. Netflix “valora la Marca como una virtud mayor que los
ratings”. La programación está evolucionando, porque en el pasado el poder
estaba en unos pocos, en los estudios, en los ejecutivos. Hoy está en la
audiencia. “Las marcas tienen el poder de influir en la conversación”.
Brillante.
‘House
of Cards’ es para Spacey “la experiencia más divertida y creativa que ha tenido
frente a la cámara”. ¡El marketing debe reflejar esta estrategia! Ten claro lo
que quieres contar y sé auténtico. Nada de pilotos. Escucha, interactúa,
modifica tu historia según necesite la audiencia. “Tu Marca debe ganarse el
amor de la audiencia, no basta con que quiera usar tu producto”. Es embarcarse
en un nivel personal a través del story-telling. “Debes poner a la audiencia en
el centro y convertirla en el héroe de tu historia: no infravalores este
poder”.
Puedes
ver la conferencia de Kevin Spacey (algo ms ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽Kevin Spacey (algo mm´go nmacey en 30 minutos servidor, que no
ve prargo, el volumen dedicado a Nicolás de 30 minutos) en www.youtube.com/watch?v=udQXwyuUnn4 Una maravilla.
Gracias,
Kevin; gracias, Ignacio… y, sí, gracias, a Nicolás Maquiavelo. En cierto modo
me he congraciado con él, sin exageraciones.