Domingo de deliciosa primavera madrileña.
Entrenamiento de fútbol femenino por la mañana (AR10 entrena en el Colegio del
Recuerdo, donde estuvo la Quinta de los Duques de Pastrana en la que se alojó
Napoleón Bonaparte en 1808), comida familiar y una siesta estupenda. Por la
tarde he coincidido con Carmen Pellicer, presidenta de la Asociación Española
de Coaching Educativo y una de las grandes referencias de la Educación en
España. Anda con un montón de maravillosos proyectos, lo que nos alegra
sobremanera a quienes sentimos/sabemos de la importancia de lo que hace, entre
ellos el nuevo libro sobre Inteligencia Educativa con el maestro José Antonio
Marina. Gracias a los dos por vuestra insustituible labor.
La lectura de hoy ha sido ‘Escuela Nocturna. Todo
lo que hace (o puede hacer) tu mente mientras duerme’ del gran Richard Wiseman.
Me declaro un fan absoluto de Wiseman, el psicólogo británico más influyente en
las redes sociales (más de dos millones de seguidores en Twitter), autor de
libros muy impactantes como ’59 segundos’ o ‘¿Es esto paranormal?’.
El texto consta de una introducción, ocho
lecciones (utilísimas) y la conclusión, con un manifiesto.
En la introducción, Despertarse, nos habla
Richard de su fascinación por la ciencia del sueño y de los sueños, de los
experimentos extraños, del lado oscuro de la noche (más de 15 M de pastillas
para dormir anuales en GB y un 10% de los adultos tomando esos medicamentos).
I. Llega la noche. La historia del alemán Hans
Berger (nacido en 1873), que creó el “espejo del cerebro”, la máquina del EEG
(Electroencefalograma) y se suicidó en 1941. El magnate Alfred Loomis lo
incorporó a su “palacio de la ciencia” (visitado por Marconi y Einstein).
Eugene Aserinsky descubrió el REM (movimiento rápido del ojo). Cinco hechos
sorprendentes: soñar más o menos en color depende de las experiencias
infantiles, las erecciones pueden ser toda la noche, los ciegos sueñan sin
imagen visual, por los sueños se pueden determinar las disfunciones eréctiles y
mientras soñamos no podemos ver. Durante la noche pasamos por el REM y cuatro
fases del sueño. 50% en sueño ligero, 20% en sueño profundo, 25% en REM y 5% en
breves despertares. El ritmo de la vida en el cerebro está en el “núcleo
superaquiasmático” (como la cabeza de un alfiler, 10.000 neuronas) y en la
“glándula pineal” (como un grano de arroz, produce melatonina; para Descartes
era el lugar del alma). Por el cronotipo, podemos ser búhos o alondras; los
primeros suelen ser más extrovertidos, hedonistas, creativos que las segundas y
suelen tener cuatro veces más parejas que éstas.
II. El poder del sueño sirve para ser feliz,
sano, rico y sabio. Cuando la gente no duerme, está malhumorada y puede perder
la cabeza. Los accidentes del Exxon Valdez, 3 Miles Island, el Challenger o
Chernóbil tuvieron que ver con problemas del sueño. En EEUU, genera 1.500
fallecidos y 100.000 accidentes de tráfico anuales. En el trabajo,
“cibervagancia” (dedicarse a navegar por internet) con un coste de 150.000 M $/año
por pérdida de productividad. Problemas educativos, de malestar psicológico,
etc.
III. Supersueño. Necesitamos dormir en bloques de
1’5 horas y levantarnos descansados. El secreto está en tener una “cueva de
murciélago” (sin luz, en silencio, tranquila, segura), durante el día hacer
ejercicio y no abusar de las siestas, ocupar la mente y saber cuándo acostarse,
y antes de hacerlo, un buen baño, una lista, un buen tentempié. Para quedarse
dormid@, contar ovejitas, pensar en cosas agradables. Si te despiertas durante
la noche, levantarte, no preocuparse.
IV. Sonambulismo y terrores nocturnos. Los
sonámbulos pueden autolesionarse. Caminar y hablar dormido y los terrores
nocturnos son algo extraño. Quien canta, sus males espanta.
V. El poder de la siesta. ¿Existe alguna prueba
científica fiable de que los CD de aprendizaje durante el sueño puedan
ayudarnos a dominar una lengua extranjera mientras dormimos? No. Es lo que
Irene Martínez, autora de ‘Marca Profesional’, llama “efecto Zander”
(perseverar) frente al “efecto Mozart”. La falta de sueño afecta al rendimiento
académico (Avi Sandeh, Universidad de Tel Aviv). No te levantes demasiado
pronto por la mañana, duerme un poco, procura dormir más de lo que necesitas.
Dimitrios Trichopoulos (Harvard) ha analizado durante 6 años con 20.000 adultos
el poder de la siesta: al menos 30’ tres veces por semana, un 37% menos de
muertes por enfermedad cardiaca. La siesta es una forma de emplear el tiempo
(en Google, “cápsulas para siesta” desde 2010). La neurosiesta es dormir con un
poco de música agradable.
VI. El país de los sueños. Tanto Artemidoro de
Daldis (s. II dC) como Freud trataron de interpretar los sueños
(“Oneirokritiká, en griego). William James, tras conocer a Freud en 1909,
escribió: “Confieso que me produjo la impresión de que era un hombre obseso y
de ideas fijas. No entiendo nada de sus teorías sobre los sueños, y es evidente
que el “simbolismo” es un método muy peligroso”. Michael Schredl (Instituto de
Salud Mental de Alemania) ha demostrado que los enfoques no freudianos son más
provechosos. William Domhoff (Universidad de California): “No hay razón para
creer ninguna de las afirmaciones específicas de Freud sobre los sueños y sus
propósitos”.
VII. Terapia de los sueños. “Hipótesis de la
continuidad” de Domhoff: el 80% de los sueños incluye algún sentimiento
negativo. “Terapeuta nocturno” (Clara Hill) en 3 fases: Exploración (Qué
pasaba, Cómo te sentías, Asociaciones), Interpretación) y Acción. Los
“brownies” son la ayuda en los sueños, idea de R. L. Stevenson. ‘El extraño
caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde es fruto de un sueño, como el ‘Yesterday’ de
McCartney, la tabla periódica de Mendeleiev, ‘Frankenstein’ de Mary Shelley,
‘Jane Eyre’ de Charlotte Brontë y el nacimiento de la neurociencia por el farmacólogo
alemán Otto Loewi.
VIII. Dulces sueños. Para tener sueños lúcidos,
durante el día mirar la hora, visualizar el sueño perfecto. Al acostarnos,
concretar el objetivo y poner el despertador (unos 20-30’ antes de lo normal).
Cuando tengas un sueño lúcido, tomarlo con calma y moverse. Tomar queso ayuda a
tener dulces sueños. El olor que nos guste en la habitación influye en los
sueños. Para evitar pesadillas, determinar el argumento, reescribirlo,
ensayarlo.
Manifiesto de la Escuela Nocturna:
Si quieres tener sueño cuando te dispongas a
dormir, evita la luz azul (por ejemplo, con gafas de color ámbar 2-3 horas
antes de ir a dormir).
Si quieres sentirte especialmente despejado por
la mañana, decide a qué hora despertar (con bloques de 90’).
Si quieres dormir en seguida, utiliza imágenes
positivas y el principio de la paradoja (intenta no dormirte, que te servirá
para conciliar el sueño).
Si al acostarte te preocupa alguna cosa, haz una
lista.
Si te despiertas en medio de la noche, el
rompecabezas (sueño fragmentado).
Si quieres aprender mientras duermes, fijar los
recuerdos pero no introducir nueva información.
Si quieres estimular tu energía cerebral durante
el día, la neurosiesta.
Si tienes una pesadilla o un mal sueño
recurrentes, terapia de ensayo de la imaginería.
Si quieres conocer mejor lo que te inquieta y
preocupa, trabajo con los sueños. El 80% de las personas considera que al
analizarlos comprende mejor sus preocupaciones.
Si quieres alcanzar un objetivo, el poder de la
sugestión previa al sueño.
Scientific American considera a Richard Wiseman “el
psicólogo experimental más interesante e innovador del mundo de hoy”. Y no
defrauda.