Testosterona en el cerebro: El hombre que hablaba con los delfines y Las mejores decisiones


Domingo veraniego de descanso, de piscina, de lecturas, de familia, después del ritmo de esta semana y antes de la que viene, que me llevará a Galicia, Cataluña, Extremadura y la Comunidad Valenciana.
He estado leyendo dos libros muy interesantes ligados a la Neurociencia.
En la Feria del Libro, mi amigo Jaime y su hijo Jaime Jr. me regalaron ‘El hombre que hablaba con los delfines y otras historias de la neurociencia’, de José Ramón Alonso. El Dr. Alonso (Valladolid, 1962) dirige el Laboratorio de Plasticidad Neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León y ha sido Rector de la Universidad de Salamanca.
En este libro, el autor nos relata 32 historias que tienen que ver con el cerebro. Margaret Howe y su voluntad de hablar con los delfines (“El delfín imitaba las frases de su maestra. Si ella pronunciaba una frase formada por 35 sílabas que duraba 8 segundos, el delfín respondía con una serie de 35 ruidos que duraba exactamente 8 segundos… lo que hacemos todos cuando queremos aprender un idioma”), los 3 Jesucristos de Michigan (que argumentaban quién era el verdadero), el síndrome de Williams (¿nacemos genéticamente racistas?), Drácula, la sangre y la eterna juventud, el artista del hambre (los récord de ayunos), el hongo cornezuelo y las alucinaciones, el hipo, el culo y las témporas (las témporas, del ciclo litúrgico, son algo espiritual, y el trasero algo terrenal), la Isla de Pascua y la eterna juventud, los memoriosos y el olvido (“mi memoria es magnífica para olvidar”, R. L. Stevenson), “Tu pupila es azul y cuando ríes” (Bécquer), Mozart y el oído absoluto (“perfect pitch”), las yemas de los dedos y la electricidad del amor, la polio, las vacunas y los talibanes, los Gulags de la URSS, el efecto placebo y los Cuentos de Canterbury, los milagros de San Cosme, San Damián y el Dr. Pedro Cavadas, las cataratas de JS Bach, las migrañas y el pelo largo, los siete enanitos de Auschwitz (“Me salvé por la gracia del diablo, Mengele”), los neurocriminales, el tínnitus (“ruido metálico”) y la mascletá, la charla más fascinante de la historia (Asociación de urólogos de EEUU, 18 de abril de 1983), Copito de Nieve y Noé, el toxoplasma, el gato y el ratón, “El hombre de hielo” y el trauma craneoencefálico, los ratones Forrest Gump, los huérfanos rumanos de Ceausescu, los elefantes de Aníbal y de Lincoln, el estudio de las monjas (David Snowdon), los ojos y el meningioma de Elizabeth Taylor, la anestesia y los nazis, el Príncipe Rana (cuento de Grimm) y la bufotenina (“un auténtico viaje si el batracio es besado o chupado”). Un libro entretenidísimo, muy bien hilado, con el que aprendes mucho. gracias, José Ramón (leeré tus dos obras anteriores, ‘La nariz de Charles Darwin’ y ‘El escritor que no sabía leer’). Y mi gratitud a los Jaimes, por este regalo.
También he estado leyendo este finde ‘Las mejores decisiones’ (en el original, ‘Thinking’, Pensar), coordinado por John Brockman. Brockman es el editor de Edge y recoge en este libro las ponencias de un congreso de 2011 con los mayores expertos en “abrir la mente”.
Daniel Dennet escribe sobre su error del “funcionalismo homuncular” (dividir la mente en homúnculos o partes más pequeñas). “El cerebro es un ordenador, pero muy diferente de cualquier ordenador que conozcamos”, porque posee “reorganización espontánea”. Cita a William James: “Para un ejército es mucho mejor ser demasiado salvaje, demasiado cruel y demasiado bárbaro que poseer un exceso de sentimentalismo y de sensibilidad humana”.
Philip Tetlock (U. de Pensilvania) trata de las predicciones exitosas y fallidas y la polémica de Nate Silver (2012). Hay “zorros” (más autocríticos, con menos pretensiones) y “erizos” (intutivos), similares al sistema 1 y 2 de Kahneman. “La psicología no es solo una ciencia natural y biológica. Es una ciencia social y gran parte de la psicología está conformada por el contexto social”.
Gerd Gigerenzer (Instituto Max Planck) escribe sobre la “heurística inteligente”. No es conveniente tener el 100% de la información. “La mente humana está inmersa en un entorno”. El Nobel Herbert Simon llamó “satisfactor” al cumplimiento de un nivel de satisfacción (por ejemplo, si encuentras una pareja con la que estás encantad@, ya no buscas más). “Ver la mente es un instrumento que intenta vivir en un mundo incierto es un reto muy importante”.
Daniel Gilbert (Harvard): predicción afectiva o “la gran wombassa” (lo que creemos que vamos a conseguir –expectativas- y lo que no conseguimos cuando conseguimos lo que queremos). La predicción afectiva es “la capacidad de predecir nuestras reacciones hedónicas a sucesos futuros”. Por ejemplo, pensamos que el fallecimiento de un ser querido va a ser devastador, y sin embargo continuamos adelante después. Las decisiones económicas son predicciones afectivas. “No hay nada bueno ni malo, sino como nuestro pensamiento dicta” (Shakespeare). Gilbert pone como ejemplo la felicidad: la riqueza es un mal indicador (por encima de una base); no hay mucha “utilidad marginal” en el aumento de la riqueza. “Las relaciones sociales son un indicador de felicidad mucho más sólido que el dinero”. “La sociedad nos convence de que lo que es bueno para la economía lo es también para nosotros”. “Vivimos dentro de una gran mentira. Pero cuando nos damos cuenta de ello ya estamos cerca del final de nuestra vida y nos hemos convertido en consumidores irrelevantes que serán sustituidos en la cadena consumista por una nueva generación”.
Neurología de la conducta es el campo de Vilayanur Ramachandran (Universidad de California San Diego). Es una tradición de 150 años, que incluye a Charcot y a Freud (que fue neurólogo en el inicio de su carrera). “Apotemnofilia”, lo contrario al miembro fantasma: es la voluntad de amputarse un miembro. “Síndrome de Clerambault”: obsesión por hombres, ricos, famosos y mayores que creen que están enamorados de ellas pero no quieren reconocerlo. Francis Crick: “¿Qué es lo fundamental de la conciencia? ¿Qué hay en ella tan axiomático que, en el fondo, lo damos por descontado? La respuesta es el hecho de que cada uno de nosotros es una persona: la unidad de los múltiples atributos de la conciencia humana”.
Timothy Wilson (U. de Virginia) trata la narración psicológica social. Narraciones disfuncionales, como los programas contra alcohol y drogas en los colegios (que no sirven) o los libros de autoayuda (se compran con la esperanza de que la vida mejore de repente). Jamie Pennebaker ha demostrado que escribir sobre un problema para solucionarlo en 15’ durante 3-4 noches es más útil. La psicología social nació en los 50 de la mano de varios psicólogos que huían de los nazis, como Kurt Lewin. Ahora en este campo la psicología evolucionista es la dominante.
Sarah-Jayne Blackmore (University College de Londres), experta en el cerebro adolescente. A esa edad la actividad del cerebro social pasa de la parte anterior (región prefrontal media de la corteza) a la posterior (corteza temporal anterior o región de la cisura temporal superior). “La idea de que el cerebro queda fijado en la infancia es totalmente errónea”. “El entorno influye en el desarrollo del cerebro a lo largo de la adolescencia y la cultura es una parte muy importante de ese entorno”.
Bruce Hood (Bristol): esencialismo. Lo descubrió en los escritos de Susan Gelman. Hay 3 ámbitos de conocimiento: físico (material), biológico (lo vivo) y psicológico (lo mental). Los 3 alteran la mayoría de los conceptos que pensamos. Objetos sentimentales. ¿Qué es la sustancia (“quididad”) y la individualidad (“ecceidad”)?. Duns Scoto decía que la quididad es la propiedad invisible de todos los miembros de un grupo, u la ecceidad la propiedad única del individuo. El marketing lo está empleando (calidad, estatus). “Ahora veo esencialismo por todas partes”. El Dr. Laurie Santos se ha dedicado al “efecto de dotación”, esencial en la economía conductual. Sobrevaloramos algo por el hecho de ser de nuestra propiedad.
Gary Klein analiza la intuición. Durante dos años, analizó la evaluación y toma de decisiones en circunstancias difíciles o exigentes (bomberos, policía, ejército). Le sorprendió que “no piensan”, sino que siguen estrictamente un protocolo. El procedimiento habitual. “Las decisiones se basan en la capacidad de reconocer situaciones y se refinan mediante una simulación mental”. La intuición tiene que ver con la experiencia práctica y con el conocimiento tácito.
Simone Schnall, psicóloga social de Cambridge, analiza la “sensación de limpieza”. Y cita a Lawrence Williams y John Bargh: si sujetamos una taza de café caliente y después juzgamos a una persona, la hallamos más cordial que si sostenemos una bebida fría. “Cuando luce el sol, la gente se siente feliz y tiene una visión positiva de la vida”. Es el “afecto como información” (Jerry Clore, Norbert Schwarz).
Nassim Nicholas Taleb (NYU) y sus “cisnes negros”. Cuidado con las debacles inesperadas (como el pavo bien alimentado durante 1.000 días, hasta el “Thanksgiving day”, el día de Acción de Gracias en EEUU). Hay dos clases de decisiones (binarias y complejas) y dos clases de aleatoriedad (cola delgada, Mediocristán: Gauss; cola gruesa, Extremistán: Pareto). El cuarto cuadrante son las decisiones complejas en Extremistán. “Aquí es donde se encuentran nuestros límites. No basemos nuestras decisiones en afirmaciones basadas en la estadística”.
“La vida es el modo de ser del animal en el mundo”, Alva Noë (Berkeley). “Deberíamos rechazar la idea de que la mente es algo que está en nuestro interior y que, en el fondo, no es más que una máquina de calcular”. El problema de la vida y de la conciencia es el mismo.
Daniel L. Everett (U. de Illinois) ha estudiado la tribu amazónica de los pirahä, cuyo lenguaje carece de números. Curiosamente, en sus valores no hay coacción: no le dicen a nadie lo que tiene que hacer.
Debate Edge sobre la ciencia de la moral, con Jonathan Haidt (NYU): la consiliencia. Cita “La gente más WEIRD del mundo” (Henrich, Heine, Norenzayan, 2010). La psicología se basa en un 70% en WEIRD (raros), siglas en inglés de Occidentales, Cultos, Industrializados, Ricos, Democráticos. “Cuanto más WEIRD es una persona, más separa objetos de relaciones”. Tenemos una química WEIRD. “Al final hemos dado por sentado que la moralidad WEIRD es la moralidad humana”. Joshua D. Greene (Harvard): dilema entre eficiencia y flexibilidad. “No deberíamos basarnos únicamente en nuestros gustos morales”. Sam Harris, autor de ‘El final de la Fe’: “La ciencia no está libre de valores”. Roy Baumeister (U. Estatal de Florida): “La cultura es la estrategia biológica de la humanidad”. El autor es un recurso muscular que se está agotando. “Regular la conducta es inseparable de la cultura”. Paul Bloom (Yale): los bebés de 3 meses prefieren a las buenas personas. Hay moralidad desde la infancia. David Pizarro (Cornell): las personas sienten vergüenza cuando se dan cuenta de sus incoherencias, lo que me hace ser optimista respecto al papel de la racionalidad. Joshua Knobe (Yale): filosofía experimental. La felicidad va más allá del placer; quiere decir que la vida tiene significado o valor.
El libro finaliza con la “clase magistral” de Daniel Kahneman, dedicada a su colega Amos Tversky (1937-1996). Trata el sistema 1 y sistema 2, pensar rápido y pensar despacio, análisis e intuición.
‘Las mejores decisiones’ es un texto complejo, completo, muy actualizado, fascinante.
Entre este libro y el de José Ramón Alonso encuentro un enfoque muy contextual (el poder del entorno) y el impacto del sexo (no del género) en el cerebro. José Ramón nos cuenta que el delfín parlante no buscaba una coach ni una monitora, sino una novia; las connotaciones sexuales de los vampiros son evidentes; en la conferencia más fascinante de la historia, el neurofisiólogo Giles Bridley mostró los beneficios de la estimulación rectal para la erección (varias asistentes levantaron los brazos a la vez y gritaron); los ojos de Elizabeth Taylor, azul oscuro que parecían violetas con la luz, la hacían especialmente atractiva; el príncipe Rana, una vez besado, se metió en la cama con la princesa.
En ‘Las mejores decisiones’ hay un capítulo llamado ‘Testosterona en la mente y en el cerebro’, de Simon Baron-Cohen (Cambridge). El cerebro masculino tiene un 30% más de conexiones neuronales y tiene más sustancia gris (el femenino, sustancia más blanca). “Cuanto más elevado el nivel de testosterona prenatal de un niño, más rasgos de autismo presentaba en su momento de desarrollo”. El “síndrome de cerebro masculino extremo” es una empatía inferior a la media y un gran interés por los sistemas. Simon viene a proponer que la testosterona es la culpable del autismo y que hay un continuo entre sistematización y empatía. ¿Es genético?  Baron-Cohen cita a su colega de Cambridge John Bowlby y su “teoría del apego” (attachment). Los niños que sufren abandono o maltrato, o “apego inseguro”, tienen dificultades para confiar en los demás. 50% genético, 50% educación.
Testosterona. Me ha recordado aquellas declaraciones de Leo Messi a una revista húngara, ‘Kepes Sport’: “Cesc Fàbregas me contó que cuando era chiquito me vestía en silencio y ellos pensaban que era mudo. Ahora soy más abierto, no soy tan tímido en el vestuario como lo era en La Masía”. En palabras de su compatriota Jorge Valdano, “Messi solo habla en el campo”.
Perdona, la entrada de este domingo, con estas dos obras que suman más de 700 páginas, me ha salido muy larga. Espero que te haya merecido la pena.