Puente aéreo a primera hora de la mañana, para hacer Coaching
Estratégico con la DG de una de las multinacionales con mayor crecimiento. Leo
en la “revista de verano” de El País que hasta el domingo en el Grec 2015 se
representa ‘Amor & Shakespeare’, un espectáculo insólito de 90 minutos con
un reparto excepcional: Ariadna Gil, Mercè Pons, Rosa Renom, Silvia Bel, Laura
Aubert, Àlex Casanovas, Jordi Boixaderas, Joel Joan y Roger Casamajor. La obra
es de Guillem-Jordi Graells y la dirige Josep María Mestres.
Graells la ha definido como “comedia de comedias” y a la vez un “todo
lo que usted quería saber sobre el amor vía Shakespeare”. Revisa la concepción
del bardo sobre el sentimiento amoroso a través de tres de sus obras: ‘Los dos
hidalgos de Verona’, ‘Mucho ruido y pocas nueces’ y ‘Trabajos de amor
perdidos’.
Siempre me ha interesado el gran dramaturgo británico (mi libro
‘Shakespeare y el desarrollo del Liderazgo’ es uno de mis obras más queridas,
aunque no fuera precisamente un éxito de ventas). Creo que ‘Romeo y Julieta’,
valorada como pocas, no es precisamente un canto al amor sino un ejemplo de
estupidez (Romeo solo se ama a sí mismo y al peligro; Julieta pasa de valiente
a temeraria, mal aconsejada). Sin embargo, ‘Marco Antonio y Cleopatra’ y
precisamente ‘Trabajos de amor perdidos’ (me gusta la versión cinematográfica
de Kenneth Branagh, en plan musical de los años 30), ‘Mucho ruido y pocas
nueces’ (también en la gran pantalla por Branagh y Emma Thomson) y ‘El sueño de
una noche de verano’ llegan mucho más lejos en lo que al amor se refiere.
En el mencionado artículo, Jacinto Antón nos recuerda algunas de las
más poderosas frases shakespearianas: “¿Quién que amó alguna vez no lo hizo a
primera vista?”, “El amor es un humo y está hecho del vapor de las miradas”,
“¿Qué es la luz si ella no la refleja?, ¿Qué es el júbilo si no es por ella?”,
“Ser sabio y amar, excede el poder del hombre”, “Duda de que ardan las
estrellas, de que el sol salga por el Este, duda si la verdad miente, pero no
dudes de que te amo”.
Shakespeare (esa Marca que para algunos de nosotros no es otro que Sir
Francis Bacon, cuyo linaje impedía que pudiera formar parte de la farándula)
escribió además de 37 obras de teatro, un conjunto de sonetos, en general
dedicados al amor. Como éste, el XCIV, en versión de Mújica Láinez:
Tu capricho y tu edad, según se mire,
provocan tus defectos o tu encanto;
y te aman por tu encanto o tus defectos,
pues tus defectos en encanto mudas.
Lo mismo que a la joya más humilde
valor se da en los dedos de una reina,
se truecan tus errores en verdades
y por cosa legítima se tienen.
¡Cómo engañara el lobo a los corderos,
si en cordero pudiera transformarse!
Y ¡a cuánto admirador extraviarías,
si usaras plenamente tu prestigio!
Mas no lo hagas, pues te quiero tanto
que si es mío tu amor, mía es tu fama.
¿Quién podría igualarse al Bardo en su
conocimiento del Amor, y en general de la naturaleza humana? Según Harold
Bloom, uno de los mayores críticos literarios, solo nuestro Lope de Vega. Félix
de Lope de Vega y Carpio (1582-1635) fue poeta, dramaturgo y novelista, más prolífico
que Shakespeare. El “Fénix de los Ingenios”, al que el propio Cervantes
calificó de “Monstruo de la Naturaleza”, compuso 3.000 sonetos y 1.800 obras de
teatro, además de siete novelas, nueve epopeyas y tres poemas didácticos. Procedente
de una humilde familia cántabra, leía latín y castellano a los 5 años y
escribió comedias a los 12. Estudió en la Universidad de Alcalá (ese legado de
Cisneros), fue militar y sacerdote, y padre de la dramaturga Sor Marcela de San
Fénix (una de sus 15 hij@s).
Lope definió este “cóctel de emociones”
probablemente como ningún otro:
Desmayarse,
atreverse, estar furioso,
áspero,
tierno, liberal, esquivo,
alentado,
mortal, difunto, vivo,
leal,
traidor, cobarde y animoso;
no
hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse
alegre, triste, humilde, altivo,
enojado,
valiente, fugitivo,
satisfecho,
ofendido, receloso;
huir
el rostro al claro desengaño,
beber
veneno por licor süave,
olvidar
el provecho, amar el daño;
creer
que un cielo en un infierno cabe,
dar
la vida y el alma a un desengaño;
esto
es amor, quien lo probó lo sabe.