Siempre
me ha fascinado el genio de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Hoy hemos ido
a su casa natal (en el 9 de la Getreidegasse), en la que la familia habitó de
1747 a 1773, donde nació Amadeus (27 de enero de 1756), se pueden visitar las
habitaciones originales, instrumentos originales, un óleo inacabado (‘Mozart en
el piano’, por su cuñado Joseph Lange) y tres exposiciones (`La vida de un niño
prodigio’, ‘Mozart en el teatro’ y ‘La familia Mozart se presenta’). Hemos
paseado por la plaza Mozart, con el monumento al compositor en bronce (Ludwig
Von Scwanthaler) descubierta solemnemente por los hijos de Mozart. Hemos
vistado la vivienda de los Mozart (entre 1773 y 1787), con el Salón del Maestro
de Bailes en el que se daban conciertos en la época. Y en el Cementerio de San
Sebastián, las sepulturas de su padre, Leopoldo Mozart, y su esposa Constanze
Niessen (1762-1842). Como sabes, Amadeus fue sepultado en una fosa común en el
cementerio de Viena.
Mozart se
considera el mayor ejemplo de “talento innato”, de niño prodigio. Sin embargo,
cuando estudiamos su biografía nos damos cuenta de que en realidad no es así.
Wolfgang Amadeus Mozart nos ayuda a responder a las principales preguntas sobre
el Talento:
- ¿El
Talento nace o se hace? Ni nace, ni se hace (si un@ no quiere). Si bien
Leopoldo Mozart le llamaba “el milagro que Dios dejó caer en Salzburgo”, su
propio hijo le reprochaba, en una de sus últimas cartas, que no conocía a nadie
en el mundo de la música que hubiera trabajado tanto como él. “La gente comete un tremendo error cuando piensa que mi arte ha llegado
con facilidad. Nadie ha dedicado tantísimo tiempo y pensamiento a la
composición como yo”. El
Talento se cultiva; el Liderazgo se forja.
- ¿Fue
importante el entorno en el Talento de Mozart? Sin ninguna duda. Si hubiera
nacido en otro sitio y no en Salzburgo, en otro momento histórico y no a
mediados del XVIII, no habría fructificado su genio. Su padre Leopoldo Mozart
(1719-1787), compositor, profesor, director y violinista alemán, publicó su
Tratado sobre el violín, traducido a varias lenguas, al poco del nacimiento de
Amadeus. Toda la familia se volcó en torno al chaval.
- ¿La
vocación de Mozart valió más que su talento “innato”? Así es. Leopoldo Mozart
se casó a los 28 años con Anna María Perti, hija del administrador de
Salzburgo. Tuvieron siete hijos, de los que sobrevivieron Anna y Wolfgang. Con
un enorme talento docente, Leopoldo disminuyó su actividad creativa (era el
compositor del arzobispo de Salzburgo) para instruir a sus hijos. La mayor,
Nannerl, no mostraba tanta vocación como el niño (4’5 años menor). Amadeus
dominaba el teclado y el violín, le ponía muchas ganas para leer las
partituras, gustaba de improvisar y a los cinco años ya componía.
-
¿Necesitó Mozart de 10.000 horas de “práctica deliberada”? Si bien Amadeus compuso desde muy niño, sus
primeros siete conciertos (de los 11 a los 16) no tienen nada original. Su
primera obra valiosa es la Sinfonía nº 29, tras una década de preparación. Su
primer gran concierto el 9º) lo crea a los 24 años. Su
primera ópera de calidad, Idomeneo,
es l décimo tercera de las que compuso y la hizo también a los 24 años. No
10.000 horas, sino dos tandas de 10.000 horas.
- ¿Fue “progresando adecuadamente”
Mozart en su talento? El Talento no es fijo (vales o no vales), sino móvil. Las
obras por las que Amadeus ha pasado a la historia como un genio de la
composición (Las
Bodas de Fígaro, La Flauta Mágica, Cosi fan tutte, Don Giovanni, La pequeña
serenata nocturna, la Sinfonía nº 40, el Quinteto de Clarinete, el Concierto de
piano en C K 467, el Requiem o el Concierto de clarinete en la mayor KV 622)
son posteriores a 1785, cuando tenía 30 años. Moriría cinco años después.
- ¿Qué
papel jugaba la memoria en Mozart? Se cuenta que en Roma en 1770 escuchó el
Miserere de Gregorio Allegri en la Capilla Sixtina. La obra tenía un carácter
secreto y su publicación llevaba la pena de excomunión. El joven Mozart (14
años) la reprodujo al llegar a su habitación, en una versión muy aproximada. El
papa Clemente XIV no solo no le excomulgó, sino que le nombró Caballero de la
Espuela de Oro.
-
¿Necesitaba Mozart aprender de los demás? Por supuesto. De su propio padre en
los inicios, y posteriormente de otros colegas (especialmente Johan Christian
Bach, a quien Amadeus visitó en Londres en 1764 y 1765). Nunca dejaba de
aprender. La influencia de Haendel y Johan Sebastian Bach se nota en ‘La flauta
mágica’ y la sinfonía ‘Júpiter’. Sus cartas (4 volúmenes) eran una especie de diario de
continuo aprendizaje.
- ¿Tuvo
Mozart representante que “elevara el valor de su marca profesional”? Claro que
sí: su propio padre. En 1762, cuando Amadeus tenía 6 años, le llevó de gira por
las cortes europeas: Múnich, Viena, Praga (más elogios que dinero). Al año
siguiente, junio de 1763, una larga gira de 3’5 años: Múnich, Mannheim, París,
Londres, La Haya, París, Zúrich, Donaueschingen, Múnich. Hasta que se enfadaron
en 1781 Leopoldo era su “Jorge Mendes” (representante de Cristiano Ronaldo), su
“Jorge Messi” (padre de Leo). Leopoldo murió en 1787, a los 67 años, sin el
acompañamiento de su hijo.
- ¿Cuándo
cambió su suerte? ¿Y qué pasó con su legado? Amadeus y su padre volvieron a
Salzburgo en marzo de 1773. El príncipe-arzobispo Schrattenbach, que siempre
les había apoyado, falleció en esa época. Con su sucesor, Hyeronomus von
Colloredo, no hubo la misma sintonía. Un salario muy bajo; su madre murió en
1778 porque se demoraron en llamar al médico por falta de fondos. Marchó a
Viena en 1881, enfadado con el arzobispo Colloredo, que le trataba como un mero
sirviente, y con Leopoldo Mozart, que esperaba de su hijo una actitud servil.
Empezó con cierto éxito como pianista y compositor (innovando con las óperas en
alemán), se casó con Constanze sin consentimiento paterno y tuvo seis hijos
(sobrevivieron dos). Sus dificultades económicas a partir de 1786 fueron
consecuencia de la guerra entre Austria y Turquía (disminuyeron los conciertos
públicos, importante fuente de ingresos para la familia). Llegaron a Viena nuevos pianistas, más aguerridos, que
eran más del gusto del público. Su último año de vida fue de gran productividad
personal. Respecto a su legado, Beethoven comenzó componiendo a la sombra de
Mozart (1787) y Haydn (se conocieron en 1781) declaró que se tardaría más de un
siglo en conseguir un genio similar. Tuvo un entierro de 3ª, pero tras su
fallecimiento hubo una ola de entusiasmo, con varias biografías. La obra de
teatro de Peter Shaffer y la película ‘Amadeus’ (1984) de Milos Forman
reafirmaron su imagen en nuestros días, si bien ha quedado como un crío banal y
despreocupado.
- ¿Qué
es lo más importante para el Talento? Mozart lo tenía muy claro. El Amor. “Ni un alto grado de inteligencia, ni la imaginación, ni la suma de
ambas, pueden generar un genio. El Amor, el Amor, el Amor, es el alma del
genio” (Mozart).
Irene Martínez, autora de ‘Marca
Profesional’, que hoy celebra su cumpleaños (felicidades, Irene) llamó “efecto
Mozart” a esa peregrina idea de que podemos aprender (un idioma, a tocar un
instrumento) sin esforzarnos. Frente a esta fantasía, el “efecto Zander” (en
honor a Benjamin Zander, director de la sinfónica de Boston y profesor del
conservatorio de la ciudad): el talento nato (natural) depende de practicar,
practicar y practicar, hasta hacerlo inconscientemente. Muchas gracias por este
hallazgo tan valioso.