Abrió el evento el Dr. Manuel Vlader, Vicerrector
de Política Docente y Lingüística, Ocupabilidad e Inserción de la Universidad,
que nos habló de “La importancia de la vinculación del mundo empresarial como
garantía de un servicio de empleabilidad excelente”. Puso el tono en esta nueva
era del talento y en que para muchos estos “dos idiomas” (el empresarial y el
académico) necesitan de un traductor.
Posteriormente, José Antonio Marina, mentor de
Filosofía del Talento y Educación del Human Age Institute, habló de “la
Educación del Talento”. Este término de la psicología popular que se ha puesto
de moda y que necesita ser clarificado. Antes de la educación no hay talento
sino biología (tal vez, altas capacidades). Dos niveles de inteligencia:
cognitiva y ejecutiva, con el umbral de consciencia que permite pasar de uno a
otro. Generación de talento (aprendizaje) y Gestión del talento (individual y
colectivo).
Tras estas excelentes exposiciones, una Roundtable
Conference de altísimo nivel sobre atraer, desarrollar y comprometer el
talento, con las DRH de Unilever (Yolanda Menal), Sanofi-Aventis (Carme Jordá),
Agilent Technologies (Raquel Casado) y la responsable de programas de
Desarrollo de personas y organizaciones del IL3 (Àngels Paredes), que he tenido
el honor de coordinar.
He recordado que la palabra hub significaba
inicialmente “collarín” y que en este mundo VUCA en el que estamos “con el agua
al cuello” hemos de conectar universidad y empresa para la empleabilidad. Hemos
hecho un “viaje por el talento” desde la atracción (Employer Branding, por la
misión, la experiencia del empleado, la visión de futuro y los valores), el
desarrollo (especialmente el desarrollo de los jefes, que han pasado de
capataces a generadores de felicidad) y la generación de “enganche”.
Finalmente, les he preguntado a estas líderes por la importancia de ser
universitari@: más allá de los conocimientos, porque como ha dicho Marina, “un
burro frente a un ordenador no deja de ser un burro”, es la capacidad de
aprender, y de aprender a aprender. Mi gratitud a Àngels, Carme, Raquel y
Yolanda, a José Antonio y Manel.
Loles Sala, Directora del Human Age Institute, ha
resumido con brillantez intelectual y emocional las conclusiones de la primera
parte y ha invitado a los asistentes (unas 200 personas, profesionales alumni
de la UB) a sumarse a la mayor iniciativa de talento del país.
Tras
la pausa para café, presentación del Talent Hub por Cristina G. Massagué,
workshops de 45’ sobre las competencias más solicitadas e intervenciones de
clausura en cada grupo de trabajo.
Talent HUB es un espacio pionero para
profesionales y organizaciones que invita a construir un futuro prometedor. Mi
agradecimiento a quienes lo habéis hecho posible. Y esto no ha hecho más que
empezar.
La Dra. Cuddy defiende el término
Presencia como “creer y confiar en ti mism@, en tus sentimientos reales, en tus
valores y capacidades”. Algunos llevamos mucho tiempo diciendo que el Carisma
(como un don innato) no existe, que debemos trabajarnos la Presencia.
“Convencemos por nuestra Presencia” (Walt Whitman).
Diderot llamó en 1773 “l’espirit
d’escalier” (el espíritu de la escalera), en yiddish “trepverter”, en alemán
“treppenwitz” al momento en que la idea te llega demasiado tarde. Falta de
Presencia.
Los elementos de la Presencia son
confianza, nivel de confort y entusiasmo apasionado (Lakshmi Balachandra,
psicología de la presencia). “Cuando no estás presente, la gente lo nota.
Cuando lo estás, la gente responde”. La Presencia son los próximos cinco
minutos: estar sintonizad@ y expresar tus auténticos pensamientos, sentimientos,
valores y potencial. “Presencia es confianza sin arrogancia” (Rohan,
Australia). Estás presente cuando cautivas, te sientes cómod@, segur@ y
entusiasta. Y por supuesto no está reservada a las personas extravertidas.
“Enfócate menos en la impresión que causas en otr@s y más en la que causas en
ti mism@”.
En la presencia, el Self (un@ mism@)
está sincronizado. “El cuerpo nos dice lo que el cuerpo no puede” (Martha
Graham). El Self multifacético, no singular; complejo (pensamientos,
sentimientos, valores, comportamientos); dinámico y flexible. Se muestra con
una cierta narrativa, de hecho con cuatro narrativas posibles: agencia (sentir
que controlas tu vida), comunión (relaciones con l@s demás), redención (retos
que sirven para mejorar la actitud), contaminación (inicios positivos y finales
desastrosos). En 1992, el psicólogo William Kahn estudió la presencia
psicológica en el trabajo, en términos de atención, conexión, integración y
foco. Amy pone como ejemplo a Mikko Nissinen, director artístico del Ballet de
Boston: conectarte a todo.
“Deja de sermonear y comienza a escuchar”,
recomienda el reverendo Jeffrey Brown. Los psicólogos Susan Fiske y Peter Glick
llevan 15 años analizando las primeras impresiones. Las dos preguntas que nos
hacemos sobre los demás son: ¿Es de fiar? ¿Puedo respetarla? Cuestión de
Calidez y Competencia. Las personas que puntúan alto en ambas son “estrellas
adorables”. Oscar Ybarra considera que la calidez y moralidad (persona honesta,
amistosa) se diagnostica antes que la capacidad (competente, creativa). “Escuchar
a alguien es el más profundo acto de respeto” (William Ury). Escuchar es
esencial para la presencia.
Síndrome del impostor: es cuando crees que no
mereces estar allí. “Presencia e impostura son las dos caras de la misma
moneda; nosotr@s somos la moneda”. Este síndrome afecta a mujeres y hombres por
igual.
Dos tipos de poder: personal y social. El social
es la capacidad de influir en otras personas; el personal, en un@ mism@. Uno
depende del otro. La paradoja de la falta de poder es que impide el
pensamiento, nos hace autoabsorbentes e impide la presencia. El poder nos
protege, nos conecta, nos libera, nos sincroniza. El poder incita a la acción.
“Ya no acepto las cosas que no puedo cambiar. Cambio las cosas que no puedo
aceptar” (Angela Davis). El poder nos convierte en más efectiv@s y afecta a
nuestra fisiología, a través de hormonas como la testosterona y el cortisol.
“El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente” (Lord Acton) pero
la falta de poder también” (Robert Caro, premio Pulitzer).
El lenguaje corporal. Amy Cuddy ilustra el caso
de la “haka”, danza neozelandesa antes de los partidos de la selección de
rugby: intimidatoria y cohesiva. El poder expande nuestro lenguaje corporal (y
al revés). Las expresiones de victoria elevan la testosterona. El
“powerlessness” (impotencia) colapsa el cuerpo.
La Presencia nos da felicidad a través de las 3
S: Surfing (Surfear), Smiling (Sonreír) y Singing (Cantar). “El pájaro no canta
porque sea feliz; es feliz porque canta”, William James (1842-1910). “Nuestros
cuerpos son nuestra autobiografía” (Frank Gelett Burgess). “Levántate y date
cuenta de quién eres, de que dominas las circunstancias” (Maya Angelou).
El poder de la postura: Dana Carney, Andy Yap y
la autora han analizado durante años “el postureo”. Hay poses poderosas y otras
de impotencia. Las primeras suponen un 19% mayor de testosterona y un 25% menor
de cortisol. “Las personas de alto status miran hacia el mundo; las de bajo
status se miran a sí mismas” (James Pennebaker). La postura no solo modifica
nuestra forma de sentir (hormonas) sino también la de pensar. Es por
congruencia. Pablo Briñol, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid que
cita Amy, llega a la misma conclusión. “Expandir tu cuerpo te permite pensar
sobre ti mism@ de forma positiva y confiar en tu auto-concepto. Clarifica tu
mete, deja espacio a la creatividad, persistencia cognitiva y pensamiento
abstracto”. Te hace estar abiert@ y comprometid@, reduce el dolor físico, eleva
tu empleabilidad en la selección del talento.
Cómo ponerte para la presencia. Amy Cuddy
reivindica la intuición de su abuela: “Ponte recta”. Hombros atrás, respiración
tranquila, movimientos acompasados, nada de “brazos de pingüino”. Pequeños
detalles dan lugar a grandes cambios. “Nuestro comportamientos refuerzan
nuestros comportamientos” (J. A. Marina lo llamaría “el bucle prodigioso”). También
en lenguaje corporal, las profecías se auto-cumplen. Carol Dweck ha demostrado
que centrarnos en el proceso nos anima a seguir trabajando y avanzando.
Finalmente, una de las frases más famosas de Amy
Cuddy: “Fake it till you become it” (Fuérzalo hasta que sea natural). Muestra
una postura poderosa, y tu cerebro lanzará las señales adecuadas. Jess Book,
coach de natación de Kenyon College, lo puso en práctica tras ver el TED y ha
mejorado considerablemente el rendimiento de sus atletas. Amy concluye: “Baile
en tu camino a la presencia. Disfruta de las partes de ti mismo, largas,
bellas, poderosas”. Un libro muy interesante, con más de 30 páginas de notas de
las más variadas investigaciones.
HBR eligió en 2009 una de sus ideas (“Porque sea
guapa no quiere decir que sea tonta”) como una de las más rompedoras. En 2010
fue reconocida por Psychology Today y Scientific American Mind (“Emociones
mezcladas”: cómo juzgamos a distintos niveles). Desde su vídeo de TED en
octubre de 2012 (31 M de impactos, el segundo más visitado), mereció la
atención de la CNN, CBS, Fast Company, FT, el New York Times, etc. En 2013,
nombrada una de las mujeres más influyentes por Business Insider y su artículo ‘Primero
conecta, luego lidera’, uno de los mejores de la HBR. Participó en el Foro
Económico Mundial 2014 como una de las Grandes Líderes Jóvenes. Es una de los
Top 50 Pensadores 2015 y su caché como conferenciante son 58.000 $
(Speakerpedia). En Harvard da clases en el MBA, Executive y doctorado de
Influencia y persuasión, liderazgo y toma de decisiones. Es bailarina de ballet
(de ahí el impacto del cuerpo sobre la mente y la autoconfianza). Hacía falta
libro y concepto: la Presencia. En un mes, Bestseller del New York Times, Wall
Street Journal, USA Today y Publishers Weekly.