Flexibilidad para la Empleabilidad: el liderazgo europeo de Carlos V


Domingo en Noruega, entre Narvik y Oslo. A las 17,45 h., avión a la capital desde la ciudad más septentrional del mundo. Maravilloso desayuno en el Hotel Sacandic, bus al aeropuerto y almuerzo allí antes de emprender vuelo a Oslo.
Ayer, en el tren del Círculo Polar Ártico que nos llevó de Lulea a Narvik, estuve leyendo ‘Carlos V. Un hombre para Europa’ de Manuel Fernández Álvarez, que me recomendaron en Yuste hace unas semanas (gracias, Alfonso, Bea, Carlos por aquella fantástica experiencia). El profesor Fernández Álvarez (1921-2010) fue miembro de la Real Academia de la Historia, profesor emérito de la Universidad de Salamanca, investigador del CSIC y uno de los mayores expertos en el siglo XVI, al que dedicó seis décadas de su vida profesional.
En el prólogo, Don Manuel recodaba que en 1956 su jefe, Cayetano Alcázar (director de la Escuela de Historia Moderna), le encomendó preparar el IV Centenario de la muerte del Emperador. MFA estudió la correspondencia de Carlos V con su hijo Felipe y de ahí los cinco tomos del Corpus Carolino de 1973 a 1981. El Emperador Carlos es “soberano de alemanes y españoles, de belgas y holandeses, así como de tantos italianos, y de los que pueblan las espaciosas Américas, entre Río Grande y la Patagonia; el que defiende a Viena frente al Turco o el que promueve una y otra vez la unidad de la cristiandad”. Por eso “no puede caer en el olvido”.
Divide el libro en cuatro partes:
- De Rey a Emperador. Su nacimiento, en Gante en 1500, y cómo estaba Europa por entonces. Su infancia y educación. Su llegada a Castilla en 1516. En Tordesillas con su madre, la reina Juana. La elección imperial (su estrategia financiera con Fugger y de alianza con Enrique VIII). La coronación en Aquisgrán. Las pugnas con comuneros y luteranos, las guerras con Francia.
- El estadista de Europa. “Es el primero y el último emperador del Viejo y del Nuevo Mundo” (Menéndez Pidal). “Es también el que, después de tenerlo todo, sabe renunciar a todo”. Las bases económicas de su Imperio, la organización del Estado, la fundación de una dinastía. Las bodas de Sevilla con Isabel de Portugal. El saco de Roma (“la corriente erasmista era entonces muy fuerte en España”). El nacimiento del heredero en 1527. La política de ultramar (“Plus Ultra”). El pacificador de Italia. La paz de las Damas con Francia. La coronación imperial en Bolonia (febrero de 1530). La Dieta de Ausburgo y la reorganización de los Países Bajos. “El estadista de Europa da paso al soldado”.
- El soldado. La defensa de Viena, la Dieta de Ratisbona (1532), la conquista de Túnez, Roma (primavera de 1536), de nuevo en campaña, la Liga Santa (febrero de 1538) contra el Turco, la muerte de la emperatriz. La guerra con Francia (Carlos es un emperador con valores, Francisco I, el monarca galo, un maquiavélico sin escrúpulos). 1541: el año desastroso (Argel). La conquista del Norte: Dieta imperial en Spira, la guerra religiosa, la victoria en Muhlberg.
- El ocaso de unos ideales. La cuestión sucesoria hacia 1547. La Dieta de Augsburgo de 1548 y el final de las negociaciones. La crisis de 1552: la rebelión alemana. La reacción de Castilla. La fuga de Innsbruck. Los últimos años en Flandes. Su abdicación en el rey Felipe el 25 de octubre de 1555 (“el encanto se había roto. A las espaldas quedaba un pasado grandioso. Lo que se anunciaba era, en contraste, algo confuso y difícil”). El viaje a España (su madre, Juana, fallece ese año). Su estancia en el castillo de Jarandilla de la Vera, y finalmente en Yuste, “afanoso de paz y sosiego”, hasta que muere de gota (17 ataques sufridos) el 21 de septiembre de 1558. “Definitivamente, los caminos de Europa ya nunca más se verán transitados por aquel infatigable viajero; pero al menos quedaban su sombra y su siembra. Una fecunda siembra en pro de una Europa unida”.
Para quienes nos interesa especialmente el Liderazgo, la figura de Carlos V es irrenunciable. Ejemplo de adaptabilidad, de la Flexibilidad (como mega competencia) que pedimos a nuestr@s profesionales para su empleabilidad. De la gente rígida se obtiene poco. De las personas con mente abierta, como nuestro Emperador Carlos, se puede –y se debe- aprender mucho.
Para hoy, una canción de Marc Anthony, ‘Muy dentro de mí’: www.youtube.com/watch?v=La0jFHvWkCY