Lunes en Madrid. Almuerzo con Mirna,
mi amiga venezolana, que tiene un hijo en Suecia y otro en Argentina. Lo hemos
pasado de maravilla en El Gordo (c/Velázquez esquina a Ortega y Gasset), compartiendo
alcachofas, tallarines tailandeses, canelones, panchineta… Me encantan los
dichos de Venezuela, como “cuando las cosas cambian, o brincas o te encaramas”.
Muchas gracias, Mirna, por tu alegría y tu infinita bondad. Como sueles decir,
y he aprendido de ti, “el tiempo de Dios es perfecto”. Ojalá las cosas se
arreglen en nuestra querida Venezuela muy pronto.
Además, reunión de dos horas con una
entidad cliente, que es 500+ del modelo EFQM y aspira muy seriamente a
convertirse en Top Employer. Espero que lo consiga, porque sus esfuerzos son
sinceros y honestos. Mi agradecimiento a José Miguel, Juan, Manu, Araceli, Rafa
y Jaime por la reunión de esta tarde.
He estado leyendo ‘Ultraconciencia.
La última frontera del éxito personal’, de Jesús Alcoba, con prólogo de Pilar
Jericó. El Dr. Alcoba dirige la Escuela de Negocios de La Salle en Madrid y ha
publicado ‘La brújula de Shackelton’ (2014).
El autor divide el texto en tres
apartados:
I. Conciencia. “Vivimos en nuestra
mente”, no en el mundo que está ahí fuera. “Para el ser humano es más
importante lo que habita su conciencia que lo que lo rodea”. Por cierto, con el
mayor respeto a Jesús Alcoba, que ha escrito un libro magnífico, un servidor
prefiere llamar “consciencia” a la creación del sentido para la supervivencia,
y dejar “conciencia” para la resolución de los dilemas éticos. “Somos el
recuerdo de nuestra existencia”. “Vivimos en nuestro propio mundo, que es una
creación subjetiva elaborada con el fin de que todo lo que habita nuestra mente
tenga sentido, para así predecir el futuro y poder sobrevivir”. La consciencia
es “la experiencia subjetiva de lo que nos ocurre, es la coloración particular
que damos a lo que nos pasa”. Las emociones son la base de la subjetividad,
“que es la dimensión esencial y distintiva” de la consciencia. No podemos
apagar la consciencia: mientras estamos despiertos, generamos unos 4.000
pensamientos diarios (Klinger, 1999). El autor cita el experimento del “gorila
invisible” (Simons y Chabris, 1999) para diferenciar lo consciente (prestamos
atención) de lo no-consciente. “El control de la consciencia determina la
calidad de vida” (Csikzentmihalyi, padre del ‘Flow’ o Fluidez). “Si somos
capaces de controlar nuestra consciencia seremos dueños de la realidad en la
que vivimos”. Todos tenemos unas 150 actividades a diario (Baumeister y
Tierney, 2012): preocupaciones cotidianas… “Efecto Zeigarnik”: tendemos a
recordar mejor las tareas no completadas. “Mente errante”: el 50% del tiempo
despiert@s nuestra mente viaja sin aparente control (Schooler, 2014). El 60-80%
de la energía cerebral se emplea en tareas internas (Raichle, 2010). El momento
Eureka distingue esas tareas de las conscientes. “Desfase caliente-frío”:
erramos en nuestra conducta en distintos estados emocionales (por eso no nos
quedamos con los amigos de vacaciones); lo han estudiado Ariely y Loewenstein. “Quien
nombra la luz vive en la luz y quien nombra la oscuridad vive en la oscuridad”
(pensamos en imágenes, en sensaciones y mayoritariamente con base verbal).
Fuerza de voluntad: quienes tienen menos fuerza de voluntad buscan
gratificaciones más inmediatas. Las palabras alteran nuestros pensamientos y
nuestros comportamientos.
II. Ultraconsciencia. Es “ser
conscientes del mundo en el que vivimos interiormente y modelarlo a nuestra
voluntad”; el control voluntario de la consciencia. Contiene tres habilidades:
familiarizarnos con la no-consciencia, evitar pensamientos destructivos y
bloqueantes, mantenernos centrados en lo que realmente importa. “Efecto
anclaje” (el entorno nos afecta sin darnos cuenta). “Efecto cóctel” (Colin,
1953): captamos de forma no consciente (y nos influye). “Tenemos una asombrosa
capacidad de hacer valoraciones con muy poca información”. “Controla tu mente o
ella lo hará por ti” (recibimos 10.000 impactos informativos diarios y 35.000
marcas; Robert, 2005). Elegir pensar no es nada sencillo. “Be mindful, my
friend”: la atención plena “es darnos cuenta, regresar”. Las personas
ultraconscientes dedican más espacio en su mente a los pensamientos que les
aportan valor. Se trata de “agilidad emocional” (David y Congleton, 2013). El 97%
de lo que tememos nunca llega a ocurrir.
III. Felicidad. Ocurre cuando tienes
más emociones positivas que negativas. Un 40% (Lyubomirsky) de la Felicidad es
voluntaria. Por el “treadmill effect” o “efecto cinta de correr”: los eventos
tienen un efecto transitorio (Brickman, Coates y Janoff-Bulman, 1978). Para ser
felices, evocar los recuerdos positivos y apreciar la vida (Sheldon y
Lyubomirsky, 2012).
Me han gustado especialmente la
diversidad de investigaciones que Jesús Alcoba cita. Y su Top 10 de los
pensamientos negativos:
10. Seguro que no les caigo bien.
9. Nadie me tiene en cuenta.
8. No soporto que me hables así.
7. Soy tonta por echarle de menos.
6. No merezco tu ayuda.
5. Necesito que estés a mi lado.
4. Esto es lo peor que podía haberme
pasado.
3. Todo está perdido.
2. No puedo vivir sin ella.
1. Tú nunca me has querido.
Como dice Jesús, “pensar bien es
sentirse mejor”. Gracias, Dr. Alcoba, por un libro estupendo de enorme
contenido.
La canción de hoy, de celebración de
la vida: ‘Tonight I celebrate my love’ de Peabo Bryson y Roberta Flack: www.youtube.com/watch?v=2GOLnWz_Osc
“It seems the natural thing to do”.