Las claves de la economía que más crece en Iberoamérica


Jornada en Madrid, de reunión interna de Right Management, propuestas a clientes y trabajo en proyectos. Por la tarde, una horita de gimnasio.
He estado leyendo un artículo muy interesante en la web de la BBC, ‘Bolivia: 3 claves del éxito económico del país que más crece en América del Sur’ www.bbc.com/mundo/noticias-41702389
Escrito por Cecilia Barría y publicado el pasado 25 de octubre, se refiere a un país hermano que lleva más de una década creciendo por encima del 5% anual, más que Estados Unidos, el resto de Iberoamérica y por supuesto Europa. El “milagro económico boliviano” parte de la nacionalización de los hidrocarburos en 2006 y la exportación de gas natural a Brasil y Argentina. Los gobiernos de Evo Morales, acusados de tintes autoritarios, corrupción y una nueva burguesía aymara en lo político, han logrado el progreso económico por sus políticas inclusivas. En 2016, Bolivia creció al 4’3%, por delante de Paraguay (4’1%), Perú (4%), Colombia (2%), Chile (1’6%) y Uruguay (1’5%). Ecuador, Argentina, Brasil y Venezuela tuvieron decrecimientos. En conjunto, una disminución del 0’9%.
Las tres claves del desarrollo económico son:
1. Hidrocarburos. La empresa estatal YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) renegoció contratos, con un tributo del 50-85%. El alza de ingresos fiscales propició nuevas inversiones públicas para activar la demanda.
2. Ahorro. Según un portavoz del FMI, “en los últimos 14 años el crecimiento económico lo han impulsado el boom de las materias primas, los ingresos fiscales, las inversiones públicas y el gasto social”. En esta etapa, la pobreza se ha reducido en un tercio. El colchón público pasó de 700 M $ a 20.000 M. La curva del crecimiento del PIB se está amortiguando (5’5% en 2014, 4’9% en 2015, 4’3% en 2016, 4’2% en 2017, 4% en 2018). La caída en la dolarización, en la utilización de dólares estadounidenses en lugar de pesos boliviano (un Bs equivale a 0’14 €) ha favorecido la estabilidad del sector financiero y el crecimiento del crédito. El 24 de octubre de 2017 el presidente Evo Morales destituyó a la gerente general del estatal Banco Unión por un desfalco de 5’4 M $. La economista del Fondo Monetario Internacional Nicole Laframboise ha hecho un análisis notable al respecto (https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=8313) en su artículo ‘Preservando los avances’.
3. Estabilidad. De 2001 a 2005, Bolivia tuvo cinco presidentes. Desde entonces, sólo uno. Las políticas económicas han sido más cautas de lo previsto, los contratos de “oil & gas” a largo plazo y las reservas fiscales mantenidas.
La pobreza cayó entre 2004 y 2015 del 63% al 39% de la población, y la pobreza extrema, del 45% al 14%. Los programas sociales han contribuido a que la esperanza de vida haya aumentado 8 años (de 61 a 69), la mortalidad infantil haya descendido (del 80/1.000 al 38/1.000) y la finalización de la escuela primaria haya aumentado 15 puntos (del 84% al 99%) en apenas década y media.
En términos de desigualdad, medida con el coeficiente de Gini (1: máxima, 0: nula), ha caído del 0’59 en 2004 al 0’48 al 2014. Bolivia ha dejado de ser el país más desigual del continente; ahora está en la zona media. Básicamente, por la elevación de salarios mínimos y el precio de las materias primas.
Todavía no conozco Bolivia. Sé que expertos, como la coach y profesora Meritxell Obiols (Universitat de Barcelona) han viajado frecuentemente allí para ayudar en su desarrollo. Mi gratitud hacia ell@s.
Parafraseando a Arcemoglu y Robinson, Xavier Vidal-Folch titulaba un artículo reciente ‘Por qué fracasan las regiones’ https://elpais.com/economia/2017/10/25/actualidad/1508960731_684174.html En periodos relativamente breves, la economía muta. Andalucía en 1800 era la región más próspera de España, con el 24’75% del PIB; ahora es el 13%. Cataluña aventaja a la media española un 19’3% (los andaluces están un 26’4%. Baviera era, tras la II Guerra Mundial, un land muy pobre, entre los farolillos rojos, con una renta per capita más del 23% inferior a la media federal. Hoy está en el podio, con Hamburgo y Bremen, y sus ingresos medios superan los germánicos en un 16%.
¿Por qué fracasan los países (y las regiones)? Según Daren Acemoglu y James Robinson (que lo han documentado en un imprescindible libro de 2012) “fracasan si unas élites extractivas parasitarias sobreexplotan a sus poblaciones mediante crueles instituciones económicas (esclavismo, opresión colonial, miseria) dobladas de instituciones políticas excluyentes (dictaduras, virreinatos)” y triunfan si ocurre lo contrario.
Y también por la falta de sincronía entre crecimiento económico y progreso político (pequeñas diferencias institucionales que interactúan con coyunturas críticas”. “Andalucía emparejó en el Antiguo Régimen la hegemonía económica (agrícola) con mucho poder político en la Corte: aquel retranqueó tras la primera Revolución Industrial, quedando este cojo. Declinó. Baviera acompañó el crecimiento de los sesenta con influencia política y cultural propia (el canciller Ludwig Erhard, padre de la “economía social de mercado”), en caminos paralelos y retroalimentadores. Se catapultó”, explica XVF.
Xavier continúa: “¿Y Cataluña? Su éxito económico en dos siglos ha sido fulgurante, como resumen sus cifras básicas. Se rescató tras la precariedad institucional económica del franquismo. Acumuló empresas, banca, talento, cosmopolitismo, capitalidad cultural y olímpica. Acompañó esa recuperación de una influencia política (con el PSC y CiU) muy significativa pero nunca dirimente. Adaptada a la globalización, pero desconcertada por la Gran Recesión (y por la centrifugación de responsabilidades que sobre ella perpetraron algunos dirigentes), se enfrenta al riesgo de abocarse a una senda de fracaso: por asincronía de una economía (hasta hoy) fuerte y una política que en vez de voluntad de Poder (con mayúscula), acaricia convertirse en Contrapoder”.
Confiemos en que Cataluña no retroceda. Aspiremos a que regiones como Extremadura o Cantabria se apunten a ese maravilloso cóctel de instituciones inclusivas (que no extractivas), élites valiosas (que no depredadoras), amplia clase media, progreso en infraestructuras (las carecen todavía de AVE), avances en materia social, estabilidad política.
Como suelo decir, cuando las cosas están claras, sólo hace falta la valentía para ejecutar la estrategia.
Dicen que la canción más famosa de Bolivia es ‘Llorando se fue’, de Ulises Hermosa, grabada por primera vez en 1981. En versión brasileira es la lambada (Chorando se foi, Kaoma 1989). La versión original es de Los Karjkas: www.youtube.com/watch?v=6H3QwNrk_WU “Llorando se fue y me dejó solo sin amor”. En 1988, el empresario Olivier Lamotte d’Incamps descubrió la canción en Porto Seguro y consiguió que se convirtiera en lambada. Loalwa Braz, la cantante que la cantaba, vendió 30 millones de discos (25 millones sólo de esa canción). Loalwa superó un cáncer y fue quemada viva en el maletero de un coche por unos atracadores el pasado 19 de enero en Brasil, tras robarle 4.700 €. Loalwa fue uno de los mayores exponentes de la música popular brasileña y estuvo casada con un empresario francés y tenía la doble nacionalidad gala y carioca.               

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